¿Quién dice que Dick Fosbury no es recordista mundial?

Dick Fosbury, legendario saltador de altura. Foto: Sky.

Por: Víctor Joaquín Ortega


Opina que Dick Fosbury si bien creó un nuevo método para saltar alto, no le convence del todo porque no rompió el récord mundial. Le digo: Pues sí, lo rompió. Casi me interrumpe: “¿Cuándo?, ¿dónde …? Eso no ocurrió.

Lo calmo: “¡Tranquilo… Te lo voy a demostrar”. Con ustedes también compartiré mi aclaración al respecto. Al estadounidense Fosbury no pocos lo tildaron de loco por ese saltar de espaldas. Estaba creando. Como todo lo nuevo, esa técnica chocó con la miopía de los aferrados a la quietud de lo anterior cuando alzaban el pabellón del dogmatismo.

La innovación intentaba posibilitar vencer la varilla en alturas superiores en la especialidad. Eliminaba el ya obsoleto método tradicional. No daba para más. Sin cambiarlo jamás se conseguiría dicho adelanto. El de Dick era la continuidad, que es también ruptura, adaptación a la etapa manteniendo la esencia mientras se deja atrás lo que no puede funcionar. No hacerlo cuesta muy caro en cualquier ámbito de la vida.

Fosbury nació el 8 de marzo de 1947, en Portland. Enamorado de la prueba de salto de altura, los estudios en la Universidad de Oregón fortalecieron su pensamiento, su creatividad. Los puso en práctica en la labor atlética. De ahí la transformación propuesta y llevada a cabo. Era alumno y profesor a la vez.

El avance no tardó en aparecer. En 1968 se tituló al aire libre y en pista cubierta, y obtuvo un puesto en la potente delegación de su país para los Juegos Olímpicos de Ciudad de México. Allí ganaron él y su método: medallista dorado con 2.24, mejor que la marca olímpica en poder del legendario Valeri Brúmel, de la Unión Soviética, cuatro años atrás en Tokio con 2.18.

Por encima de la presea, la confirmación suprema desde entonces del llamado método Fosbury. Desde la base a la altura mayor, los practicantes de esta prueba adoptaron este “…innovador estilo atacando el listón de espalda para acostarse prácticamente encima de él, con lo cual se convirtió en un innovador en la lucha contra la gravedad...” como ha escrito el historiador cubano y profesor de matemática José Elías Bermúdez Brito.

Sin esa manera de realización nuestro Javier Sotomayor no habría podido convertirse en el mejor saltador de altura de todos los tiempos, ni romper marcas del orbe, ni hubiera sido el dueño de la especialidad en justas juveniles, varios Juegos Panamericanos y Centroamericanos, y en Barcelona en 1992 ni elevar la plusmarca mundial al aire libre, todavía vigente con 2,45 metros en 1993 bajo ese cielo hispano. En esos resultados y muchos más vive y vivirá eternamente Fosbury.

En la actualidad, el salto de altura sufre decadencia, estancamiento. El ser humano puede encontrar una nueva técnica para salvar esta situación. Nuestra creatividad es inmensa en los diversos sectores de la existencia. El atletismo, el deporte en general, no son excepciones.

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