Dramas, tragedias y heroicidades olímpicas (Parte II)

Glen Morris, ganador del decatlón en la cita olímpica de Berlín 1936. Foto: Olympics.
 
Por: Víctor Joaquín Ortega


Los nadadores norteamericanos dominan la natación en Londres 1948. El japonés Furbashi mientras tanto organiza una piscina protesta en Japón que no había sido invitado a la justa – tampoco los alemanes- en una incorrecta decisión: los deportistas no fueron los culpables de la segunda Guerra Mundial, causada por las ambiciones de las potencias imperialistas en la búsqueda de un nuevo reparto del mundo. 

En la alberca de Tokio, Furbashi quiebra varias plusmarcas del orbe y así ridiculiza a los campeones de Usa.

Ámsterdam 1928. El lanzador de bala estadounidense Herman Brik se ve en el sitio más importante de la plataforma de la premiación por su envío de 15 75, superior a la marca del clásico. El turno para su coterráneo John Kuck… ¡15.87! Lágrimas por dentro, las más terribles al no mostrarse, asolan a Brik, ligado a una mayor tragedia o un doloroso drama, pues los vive, que los escenificados años después con Betty Davis al convertirse el atleta en el actor nombrado Bruce Bennett desde entonces.

Peor le ocurre al jabalinista finés Pentrila. Arriba con la fama de exrecordista mundial: 65.20 metros. Asegura que piensa romper el nuevo: 71.01. Se queda corto: con 63.20 termina en sexto puesto mientras que el sueco Erik Lundquits se impone con rotura de la marca olímpica:66.60. Los de Finlandia se desquitan, especialmente con su uno-dos en el decatlón. El atleta más completo del certamen es Paavo Yrjola, quien burla la plusmarca del orbe al acumular nueve mil 053 puntos, seguido por su compatriota Arkillen Jarvinen con siete mil 392.

Berlín 1936. Los hitlerianos habían preparado muy bien a sus representantes en la lid de las 10 pruebas. Su hombre tenía que ser el campeón de los campeones en el deporte rey. La vida los noqueó: su carta suprema, Huber, finalizó en cuarto lugar con siete mil 087. El uno, dos, tres de Estados Unidos fue un puñetazo al hígado de los nazis. 

Lideró Glen Morris, adiós al récord mundial: siete mil 900. Plata y bronce para Bob Clark (7601) y Jack Parker (7275). A Huber lo incluyeron en las huestes germanas que apoyaron a Franco en su guerra contra la República Española.

Una mordida permitió al boxeador mediano británico Harry Mallin revalidar su corona de la magna cita de Amberes 1920 en París 1924.Su contrincante en las eliminatorias, el galo Rogger Brousse, lo había derrotado de acuerdo a la opinión de los jueces, mas al comprobar que mordió a Harry durante la pelea, lo descalifican. Continúa adelante el salvado. Cuando obtiene la victoria frente a otro inglés, John Elliot -eso pasaba en esa etapa- Mallín se convierte en el primer púgil triunfador en dos Juegos Olímpicos consecutivos.

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