La fortaleza del amor materno (+ Video)

Diseño: Alejandro Castro Acosta/Radio COCO.

Por: Leonel José Pérez Peña

El amor materno es del mismo vigor de las aguas mansas; siempre fresco, transparente y fuerte, para el cual no hay fuerza alguna que lo detenga. Siempre alegre, comprensible y capaz del esfuerzo mayor sin murmurar. 

A semejanza del agua fresca y cristalina, penetra la dureza de las rocas más firmes, para ofrecer su caudal de vida, así las madres no tienen obstáculos para llegar con su amorosa y vivificadora presencia.

La más simple caricia de una madre es como un cántaro de agua fresca en sofocante calor, colcha tibia en el invierno, soplo de apoyo y medicina natural que alimenta y nutre; madre que forjas la vida o aquella que, sin salir de sus entrañas, da sombra y alimentos a quien así la llama, porque sabes dar sin esperar recompensas.

A ustedes, seres especiales, dotadas de bendiciones y de toda la gloria, se multiplican el amor que prodigan y cuando se reconoce que si estamos aquí es precisamente por sus desvelos y ocupación.

Madres, vencedoras de imposibles, creadoras de la vida, toda la gratitud con ustedes en este y todos los días, por esa capacidad de ser como las aguas mansas y torbellino para defender el amor maternal.

Apología a mi madre

Benita Odalinda Peña Rodríguez. Foto: del autor.

Los iluminados muchas veces hablan de la perfección del amor; mas hablo del amor vivido, de esa relación carnal con mi madre. Madre mía, ahora cuando los años me vuelven el niño aquel, acudo a tí a cada instante.

Cuando más callado, más concentrado estoy en tus memorias, siento en lo más profundo de mi ser tus sabias y flexibles palabras: "Hazte grande, no tanto, porque no voy a poderte cargar". Y una cascada de risas te iluminaban. "Quiero que no dejes de ser niño para que no te pierdas en torpeza de saberlo todo. El amor es lo más importante y no se aprende en ninguna escuela. Lo llevas dentro y debes dejarlo crecer. No te quiero tan grande, sino, bueno (...)".

Todos los días del año para mí tienen el nombre de mi madre, Benita Odalinda Peña Rodríguez, -!o simplemente Oda!- como todos la llamaban con cariño. Mi padre, Franciso Pérez Laguna, Panchín, no solo fue el único novio de mami, fue su esposo por más de 65 años, hasta que la muerte los separó.

Para mí todos los días son pocos para honrar a la mujer que me concibió y dio a luz, porque mi existencia es por su infinito amor. Decir Oda en su natal Limones es consustancial a humildad, generosidad y excelsa madre. No fue solo conmigo que propició bondad y conducción; también lo hizo con mis ocho hermanos, nietos y bisnietos, con todo quien la conoció. 

Mami es un ejemplo de mujer, por eso en este Día de las Madres no la venero en pasado, es parte de mi presente y quiero más que nunca cumplir con sus consejos: ser bueno es la mejor manera de ser grande. 

Hoy te canto y balanceo, como lo hace esta buena hija en este video y como mismo hiciste conmigo mientras me cantabas y contabas historias. No intento ser grande, pero eso sí, cada día busco la forma de ser bueno y útil. Felicidades mami en tu día.


Información relacionada:


YER

1 Comentarios

  1. Linda crónica para tan lindo día. Muchas felicidades a todas las madres en este día...

    ResponderEliminar
Artículo Anterior Artículo Siguiente