A la memoria de El Curita

Sergio González López "El Curita". Foto: archivo del periódico Trabajadores.

Por: Cáliz More Leal

Nuevamente el lugar que encumbró a Sergio González López como jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) en La Habana resultó escenario para rendirle tributo, en el aniversario 66 de haberse encontrado mutilado su cuerpo en una solitaria calle del reparto Altahabana.

La otrora Plaza del Vapor, en la que González López gestionaba su imprenta, devino una suerte de cuartel general donde encontraban abrigo muchos revolucionarios, que en innumerables ocasiones pernoctaban allí, y desde donde partió la mayoría de los que, necesitados de salir al exilio, se dirigían a México u otros países.

Allí fueron tirados, entre otros tipos de propaganda, el único ejemplar de Aldabonazo y los manifiestos 1 y 2 del M-26-7. Razones más que suficientes para que la dictadura lo buscara incasablemente.

El Curita, como lo conocían, fue detenido el 18 de marzo de 1958 en una casa existente en la calle K, entre 21 y 23, en El Vedado capitalino, y llevado al Buró de Investigaciones, donde fue salvajemente torturado. Sus restos aparecieron en la madrugada del siguiente día.

Esta historia la conocen muy bien los estudiantes del Instituto Preuniversitario Urbano (IPU) que lleva su nombre en el municipio Centro Habana y que lo honraron en la mañana de este martes, al cumplirse 66 años de su vil asesinato, en el lugar que también lo perpetúa y que conocemos como el Parque El Curita.

Alumnos del IPU que lleva su nombre en Centro Habana, durante el homenaje. Foto: de la autora.

En el tributo estuvo presente Reynaldo González (cuarto de izquierda a derecha y con gorra), hijo de El Curita. Foto: de la autora.

YER

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