Juan Castro (izquierda) y Ariel Pestano (derecha). Foto tomada del sitio web de la agencia de noticias Prensa Latina.
Por: Víctor Joaquín Ortega
Los periodistas deportivos de Radio Rebelde son fieles a un lema repetido cotidianamente, con rico ritmo, en este bastión del pueblo, por medio de su programa joya Haciendo Radio: "No se puede tapar el Sol y mucho menos con un dedo". Dichos cantores del músculo saben chapear en lo interno y lo externo y unen la creatividad a lo laborioso. Recién me han motivado las siguientes líneas, a partir del espacio dedicado a la pelota, en especial por una proposición: instituir el Día del Cátcher Cubano.
Ha sido capturado tratando de robar. Lo han puesto out en segunda, comenta el narrador, mientras el aspirante a ladrón se sacude los deseos de ser quieto y pisar la goma con posterioridad, porque con un jilito habría entrado. Los jefes de la banda (el manager, los asistentes) se halan las gorras con pelo y todo y regalan pataditas a la yerba. El umpire principal, al parecer indiferente, juguetea con el peto y limpia el plato. El de la intermedia está un poco nervioso.
El bateador acaricia los spikes con la majagua y maldice la decisión de mandar corrido y bateo que lo atragantó con una bola afuera. El lanzador está estudiando en su archivo otras curvas (sin olvidar la recta de humo) para acabar la entrada. Los aficionados dan calor a sus gargantas. Se vuelve a agachar el receptor. El que recoge pelotas sonríe tranquilamente.
De pronto, reconozco al hombre de la máscara, el más golpeado, el más trabajador…. ¡Es Juan Castro! ¡Es Ariel Pestano! Más que escribir he estado soñando… Los causantes de mi gozo son Fernando Martínez Martí y Roly Díaz: en un coloquial momento de su lograda sección sobre el béisbol en la histórica emisora: propusieron declarar el 31 de enero el Día del Cátcher en Cuba, porque en esa fecha nació el pinareño Juan Castro García, en 1954, y el caibariense Ariel Osvaldo Pestano Valdés, en 1974. Al primero tuve que revivirlo en mi ensueño, pero no es difícil: a pesar de su fallecimiento siempre nos acompaña.
Símbolos de amor al béisbol ambos, porque siempre pusieron el corazón en todo lo que hicieron y, claro, también el saber, la inteligencia: sin ello la pasión, la entrega, hasta el coraje fallan. Mucho más allá de sus estadísticas, que suelen ser muy engañosas en cualquier sector de la vida, está el trabajo maravilloso realizado por los dos.
Supieron esculpirse con el apoyo de los entrenadores, de generosas figuras consagradas, de los directores técnicos. Aprovecharon el adiestramiento al máximo. Vivieron para su pelota y no de ella, el alma lejos del profesionalismo, en enlace potente con la profesionalidad. Y no forman parte de los numeritos la calidad tenida para guiar a los ocupantes de la lomita. A no pocos los forjaron.
Aclaro: no fueron perfectos. Tanta sangre vibrante, tanta querencia se desbordaron en ocasiones. No nos engañemos, sin aplaudir esos extremos apasionados: la apatía, la pasividad, el "abelardismo" daña mucho más lo deportivo. También, cualquier esfera. Siempre será preferible frenar a un exaltado, a un intáctico que impulsar a un supertranquilo, a quien llamamos noblote. Eso sí, debe lucharse por mejorarlos y enseñarles a vencer por sí mismo las fallas por explote o por carencia.
Juan Castro y Ariel Pestano, seres humanos dignos, merecen que cumplamos con esa propuesta favorecedora para la pelota, tan necesitada de ideas como esas para alimentar su valía. Aunque debemos tener presentes eternamente al citado dúo de peloteros de enorme cubanía para bien de la nación, el 31 de enero puede ser una fiesta para exaltarlos y junto a ellos también a los muchos enmascarados de alta calidad atlética y humana. En la celebración podemos realizar juegos de habilidades, especialmente en la base. A un edificio de cimientos débiles, el peligro del derrumbe lo amenaza. Es indispensable mostrarles a los que comienzan quienes han sido Juan y Ariel.
Ahora, que no se quede en papeles o flotando en el aire la propuesta y hay que activarla todavía más si es aceptada. Los días del nacimiento de Amado Maestri (8-12-1909) y de Leonel "Bebito" Smith (30-6-1909) fueron declarados Día Nacional de los Árbitros y de la Natación Cubana, respectivamente, y no han desempeñado su papel; es más, han sido golpeados por el olvido.
Gracias, Fernando y Roly, por esa fiesta propuesta: el Día del Cátcher Cubano.
YER