No hay olvido para Osvaldo Lara y Marcia Garbey

Marcia Garbey y Osvaldo Lara. Foto: Radio COCO.

Por: Víctor Joaquín Ortega

Dos glorias del deporte recién han fallecido: Osvaldo Lara y Marcia Garbey. El primero brilló en la pista más allá de su cosecha centrocaribeña, panamericana y en la magna cita de Moscú 1980. Pudo destacar aún más de haber competido en las de Los Ángeles 1984 y Seúl 1988, donde no asistimos por solidaridad, por humanismo.

Lara se batió en los 100, 200 y el relevo 4x100 de los XXII Juegos Olímpicos. En la prueba reina finalizó quinto con 10.43 segundos. Sus tiempos fueron en la eliminatoria 10.39, en la fase segunda 10.21, y luego 10.34 en la semifinal. En los 200 terminó octavo con 21.19 y antes en la semifinal había estampado 20.93. En la lid del cambio de batón su cuarteto cantó desafinado y no pasó de la eliminatoria.

En la distancia más corta de la hermosa fiesta albergada por la capital de la Unión Soviética se impuso el representante de la sede Alain Wels con 10.25, seguido por el cubano Silvio Leonard con igual tiempo y el búlgaro Peter Petrov (10.39). En 200 hicieron en uno-dos-tres el italiano Pietro Mennea (20.19), Wels (20.21) y Donald Quarrie (20.29).

Un profundo estudio sobre las posibilidades de atletas cubanos en la cita de Los Ángeles y la de Corea el Sur, realizado por Lázaro Betancourt Mella, quien fuera dirigente, entrenador del campo y pista y ganador del tercer puesto panamericano en los 110 con vallas de Sao Paulo 1963, deja esclarecido que Lara tenía condiciones para ser finalista en los 100 de 1984 y hasta ascender más allá. No era el único deportista cubano capaz de lograrlo en alguna de las dos justas o en ambas.

El mejor tiempo del joven de referencia era de 10.11 en la etapa y en el concurso de la ciudad estadounidense triunfó Carl Lewis (9.95), el hombre plateado fue Sam Graddy (10.19) y el bronce correspondió al fraudulento canadiense robado a Jamaica, Ben Johnson (10.22). Al calor de esa batalla, el nuestro, muy combativo, podía mejorar su marca.

El habanero Osvaldo inició en dos ocasiones la batalla de su equipo en el relevo corto de la fiesta americana. En ambas fueron subtitulares. En San Juan 1983 junto a Alejandro Casañas, Leonard y Juan Saborit (39.14 segundos) y en Caracas con Leandro Peñalver, Leonard y José Isalgué (38.55). En lo individual: tercero en los 100 de la justa efectuada en Brasil (10.21).

Centrocaribes: oro en La Habana 1982 en el 4x100 (39.15) junto a Casañas, Peñalver y Saborit. Repite en San Juan cuatro años después (38.74), unido a Peñalver, Sergio Querol y Andrés Simón. En la Universiada de 1983 fue bronce en la prueba reina con 10.31.

Nacido el 13 de julio de 1955, Lara falleció a inicios de 2024. A pesar de su hoja de servicios dedicada al país y al movimiento deportivo cubano, la injusticia del olvido lo lesionó en los últimos años de su vida como nos hizo saber el semanario Trabajadores. Lo más destacado de este ser humano debe ser conocido. Hay muchos y muchas como él en los diversos sectores de nuestra nación: sin ser perfectos —¿acaso alguien lo es?— han garantizado con lo mejor de ellos que nos mantengamos indoblegables.

El 30 de diciembre de 2023 murió la saltadora de longitud Marcia Garbey. Recientemente había fallecido su hermano Rolando, brillante boxeador y entrenador. Dos nuevos dolores para esta familia santiaguera, una de las más aportadoras de protagonistas para las lides del músculo. Familia de gran gloria deportiva.

Marcia vino al mundo el 8 de febrero de 1949 y nació para el deporte de alto rendimiento por la puerta de la heroicidad: integró la Delegación de la Dignidad, vencedora de las maquinaciones del imperio relacionadas con los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Juan, Puerto Rico, en 1966. Allí obtuvo la medalla de bronce con 5.47 metros.

En las ediciones centrocaribeñas de Panamá 1970 y Santo Domingo 1974 subió a lo más alto de la plataforma de los galardonados: 6.60 y 6.68, respectivamente.

En Winnipeg 1967 fue monarca en el relevo 4x100 junto a Violeta Quesada, Cristina Hechevarría y Miguelina Cobián con 44.6 segundos. Actuó en dos certámenes olímpicos: en Ciudad de México 1968 terminó en el 18 lugar (6.14) y en Múnich 1972 ocupó el cuarto puesto con 6.52, la más estupenda labor de una saltadora de largo de nuestra nación hasta entonces.

Sin embargo, ni periodistas ni historiadores deportivos han valorado suficientemente este logro. ¡Cuarta del planeta en un potente combate de la más importante lid deportiva del orbe! Y todavía nos faltaba bastante por avanzar. Marcia era un verso del gran poema del futuro.

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