Diseño: Alejandro Castro Acosta/Radio COCO. |
Por: Leydis Luisa Mitjans
Alguien escribió (entre la sátira y la ironÃa) en la red social X que todas aquellas personas que han estudiado o estudian en la Universidad de La Habana, en algún momento han fantasiado con que estudian en Harvard. La hipérbole, cuando menos, excesiva, tiene varias lecturas y, en la curva de las polémicas, un golpe de realidad incuestionable: la “alta casa de estudios” es uno de los sÃmbolos más significativos de la ciudad, de Cuba, y de la cubanidad, lo que sea que eso signifique.
Dicen que fueron el papa Inocencio XIII y el rey Felipe V de España quienes autorizaron la fundación de la universidad, en aquella época donde estas necesitaban el visto bueno real y papal para su existencia. De ahà que fuera, primero, Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana, hasta el 5 de enero de 1728, cuando los frailes dominicos del convento de San Juan de Letrán fundaron la Universidad de La Habana (UH), la primera de Cuba. Con casi 300 años de existencia, sobra decir que se ha transformado de diversas maneras, desde el proceso de secularización hasta su traslado a la posición actual, por mencionar dos acontecimientos absolutamente determinantes de su historia.
La UH no es “algo” que sea posible ignorar. Ubicada en una de las zonas más céntricas de la ciudad, su prominente extensión, con una arquitectura que los expertos han dado en llamar “ecléctica, con preferencia por lo neoclásico”, acapara todas las miradas, sobre todo en la entrada principal, cuya escalinata de 88 escalones atraviesan cada año, el primer dÃa de curso, los estudiantes de nuevo ingreso: una tradición que honra, también, la memoria de aquellos estudiantes que hicieron historia, dentro y fuera de las aulas.
Casi al finalizar la escalinata, la emblemática Alma Mater, estatua realizada en 1919 por Mario Korbel, corona un paisaje arquitectónico cuando menos, impresionante, que complementa un “aire” de grandeza: la sensación de que se está en un lugar de privilegio, de grandes acontecimientos, de reverencia, que el portal digital Top Universities ha señalado como “la cuna del pensamiento y la acción cubanos más avanzados”.
En sus aulas estudiaron figuras de renombre en la historia nacional como Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramonte, Antonio Guiteras, Juan Marinello, José Lezama Lima, Dulce MarÃa Loynaz o Roberto Fernández Retamar.
El Aula Magna es uno de sus edificios más sobresalientes. En una esquina del salón reposan los restos de Carlos Juan Finlay, y en el lado opuesto, los restos del maestro Félix Varela, pero este magnÃfico espacio merece un foco aparte.
AMC