Foto: Jit. |
Por: Víctor Joaquín Ortega
A pesar de los obstáculos que debió enfrentar, la delegación cubana a los Primeros Juegos Panamericanos ocupó el tercer puesto entre 11 naciones al obtener 28 medallas: nueve de oro, nueve de plata y 10 de bronce, solo superada por la sede y Estados Unidos con 154 (68-47-39) y 95 (46-33-15).
A pesar de los obstáculos que debió enfrentar, la delegación cubana a los Primeros Juegos Panamericanos ocupó el tercer puesto entre 11 naciones al obtener 28 medallas: nueve de oro, nueve de plata y 10 de bronce, solo superada por la sede y Estados Unidos con 154 (68-47-39) y 95 (46-33-15).
Limitados a una masividad raquítica en el sector, pese al esfuerzo de maestros, entrenadores y dirigentes honestos. Sin clases de Educación Física para las mayorías, con las mordidas del racismo, el desprecio a los de abajo en general y a los predios rurales, así como el atraso científico técnico y la poca atención, incluso a los campeones.
También era habitual la existencia de burdos detalles que hacen grande el desamor: sustituir atletas con otros sin la misma calidad porque eran favoritos de integrantes del Comité Olímpico Cubano de entonces y la dirección del ámbito.
El anticomunismo hirió en esta oportunidad. La discóbola Alejandrina Herrera, aunque logró la marca mínima no fue escogida para asistir a los Juegos. Era una adolecente cuando quiso ser basquetbolista y esgrimista, pero le bloquearon sus sueños al ser discriminada por mujer, negra, pobre y de origen campesino. En esta ocasión le agregaron otro pecado: por militar en la Juventud Socialista.
Al protestar, uno de esos tipejos mientras encendía un puro le confesó: “Mija, es que tú tienes unos colores muy feos… Negra y roja, ¡qué va!”. Y los ojos de mi amiga brillaban adoloridos al contármelo bastantes años después del suceso.
Aquí están nuestros galardonados en la gran fiesta inicial del continente. Los dorados: Rafael Fortún Chacón en 100 y 200 metros planos. Los peloteros: Ángel Scull, Juan Izaguirre, Juan Vistuer, Derubín Jácome, Luis Fiuza, Argelio Brito, Leonardo Seijo, Aurelio Herrera, Juan Ravelo, Gustavo Martínez, Nelson Campver, Osvaldo Orgallés, Mario Díaz, Jorge Silva, Gilberto Delgado, y Celso Oviedo.
Los gimnastas Ángel Aguiar en salto al caballo y las anillas, Rafael Lecuona en potro con arzones. Y por equipos en saltos al caballo, anillas, barras paralelas con la unión de Raimundo Rey, Baldomero Rubiera, Roberto Villacián, Fernando Lecuona, Francisco Cascante y Juan Vázquez.
¿Los plateados? Subtitulares en gimnasia artística. Rafael por segundo acumulador y el caballo de saltos. Fernando en anillas. Por conjunto: en caballo con arzones y manos libres.
El pesista José Crespo de los 56 kilos. El boxeador Cristóbal Rodríguez en 63.5. En el relevo 4x100: Jesús Farrés, Ángel García, Raúl Mazorra y Fortún.
Bronce: Samuel Anderson en 110 con vallas. El levantador Orlando Garrido en los 82.5 kg. Nicasio Silverio en 100 estilo libre. Juan López, en los 72 kilos de la lucha libre. Villacián en anillas y Cascante en manos libres: por colectivo, en barra fija. Fusil de alto poder: Rafael Rodríguez, Juan Landín, Gregorio Moya, Juan Chávez y Rufino Gutiérrez. En florete por equipos: Jorge Agostini, Armando Barrientos, Miguel Olivella y Abelardo Menéndez. En sable Agostini, Olivella, Roberto Mañalich, Roberto García y Carlos Lamar.
La inmensa mayoría de los premiados habían participado en los Juegos Centrocaribes, donde ganaron fogueo y potencia.
Cuando pensaba titular este texto “Con los héroes cubanos de los I Juegos Panamericanos” me detuve. No podía cometer ese error. Todos los participantes, aun sin alcanzar preseas, lo fueron.
En una próxima edición le rendiré tributo al más grande de ellos, porque también lo fue en la vida: Jorge Agostini Villasana.
También era habitual la existencia de burdos detalles que hacen grande el desamor: sustituir atletas con otros sin la misma calidad porque eran favoritos de integrantes del Comité Olímpico Cubano de entonces y la dirección del ámbito.
El anticomunismo hirió en esta oportunidad. La discóbola Alejandrina Herrera, aunque logró la marca mínima no fue escogida para asistir a los Juegos. Era una adolecente cuando quiso ser basquetbolista y esgrimista, pero le bloquearon sus sueños al ser discriminada por mujer, negra, pobre y de origen campesino. En esta ocasión le agregaron otro pecado: por militar en la Juventud Socialista.
Al protestar, uno de esos tipejos mientras encendía un puro le confesó: “Mija, es que tú tienes unos colores muy feos… Negra y roja, ¡qué va!”. Y los ojos de mi amiga brillaban adoloridos al contármelo bastantes años después del suceso.
Aquí están nuestros galardonados en la gran fiesta inicial del continente. Los dorados: Rafael Fortún Chacón en 100 y 200 metros planos. Los peloteros: Ángel Scull, Juan Izaguirre, Juan Vistuer, Derubín Jácome, Luis Fiuza, Argelio Brito, Leonardo Seijo, Aurelio Herrera, Juan Ravelo, Gustavo Martínez, Nelson Campver, Osvaldo Orgallés, Mario Díaz, Jorge Silva, Gilberto Delgado, y Celso Oviedo.
Los gimnastas Ángel Aguiar en salto al caballo y las anillas, Rafael Lecuona en potro con arzones. Y por equipos en saltos al caballo, anillas, barras paralelas con la unión de Raimundo Rey, Baldomero Rubiera, Roberto Villacián, Fernando Lecuona, Francisco Cascante y Juan Vázquez.
¿Los plateados? Subtitulares en gimnasia artística. Rafael por segundo acumulador y el caballo de saltos. Fernando en anillas. Por conjunto: en caballo con arzones y manos libres.
El pesista José Crespo de los 56 kilos. El boxeador Cristóbal Rodríguez en 63.5. En el relevo 4x100: Jesús Farrés, Ángel García, Raúl Mazorra y Fortún.
Bronce: Samuel Anderson en 110 con vallas. El levantador Orlando Garrido en los 82.5 kg. Nicasio Silverio en 100 estilo libre. Juan López, en los 72 kilos de la lucha libre. Villacián en anillas y Cascante en manos libres: por colectivo, en barra fija. Fusil de alto poder: Rafael Rodríguez, Juan Landín, Gregorio Moya, Juan Chávez y Rufino Gutiérrez. En florete por equipos: Jorge Agostini, Armando Barrientos, Miguel Olivella y Abelardo Menéndez. En sable Agostini, Olivella, Roberto Mañalich, Roberto García y Carlos Lamar.
La inmensa mayoría de los premiados habían participado en los Juegos Centrocaribes, donde ganaron fogueo y potencia.
Cuando pensaba titular este texto “Con los héroes cubanos de los I Juegos Panamericanos” me detuve. No podía cometer ese error. Todos los participantes, aun sin alcanzar preseas, lo fueron.
En una próxima edición le rendiré tributo al más grande de ellos, porque también lo fue en la vida: Jorge Agostini Villasana.
Revisar
historias deportivas