Diseño: Alejandro Castro Acosta/Radio COCO |
La madera ―y el arte de trabajarla con rigor y belleza― ha formado parte de la tradición constructiva de Cuba y del propio desarrollo de los grandes oficios tradicionales del paÃs.
Una construcción en madera puede durar varios siglos y existen diversos ejemplos nacionales e internacionales que asà lo demuestran. El gran reto para esa supervivencia está en el adecuado régimen de mantenimiento y reparación de los inmuebles.
La madera que se utiliza en la construcción se clasifica en diferentes grupos: blandas, muy blandas, semiduras, duras y muy duras. Esta clasificación no atiende a su dureza en el sentido más estricto de la palabra, pues muchas de las maderas que se incluyen en el grupo de las blandas, son más duras que otras que se incluyen en este último grupo. Sus propiedades son muy variables, en dependencia de sus caracterÃsticas
intrÃnsecas, de los factores ambientales que la rodeen y de las huellas
del hombre al procesarla.
De acuerdo con el blog Arquima, “la madera de origen responsable es el único material de construcción renovable disponible, se cultiva naturalmente y elimina el CO2 de la atmósfera. Los productos de madera almacenan el carbono que los árboles en crecimiento han eliminado del aire (aproximadamente el 50% del peso seco de la madera es carbono)”.
La Calle Tacón de La Habana hacia 1910. Fuente: Maxim Nedashkovskiy / Wikimedia |
Además, la producción y el procesamiento utiliza mucha menos energÃa que la mayorÃa de los demás materiales de construcción, lo que otorga a los productos de madera una huella de carbono significativamente menor.
En Cuba no existe madera en abundancia para llevar a cabo una creciente explotación, pues aunque coexisten más de 800 especies de árboles maderables, no todas ellas pueden ser utilizadas con fines constructivos, dadas sus caracterÃsticas. Además, hoy el paÃs no dispone de grandes zonas de bosques.
Sin embargo, en Cuba su uso en construcciones “importantes” parece cada vez más relegado; el oficio de carpintero está en crisis y ni si quiera se respetan, en muchos casos, los procesos adecuados para la manipulación de las maderas que, por sus propiedades, pueden ser empleadas en la construcción.
Para un paÃs con retos ambientales significativos, pero sobre todo, con graves problemas de vivienda y de deterioro de sus edificaciones, pensar en aprovechar la madera en ese sentido serÃa un gran paso. No obstante, hasta ahora lo que se impone es un concepto de aparente modernidad, que no ha detenido el desgaste de una ciudad que se derrumba lentamente ante nuestros ojos.
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LLHM