Estamos hechos a imagen y semejanza del son. Foto: Cubadebate |
Por: Abel Rosales Ginarte
La impresionante huella musical de dos grandes artistas converge en el Día del Son Cubano: Miguel Matamoros (1894) y Miguelito Cuní (1917). Ambos enamoran multitudes y continúan enseñando a las nuevas generaciones de soneros.
Matamoros representa la raíz del género músico-danzario en el oriente del país. Cuní, el establecimiento en La Habana con un toque citadino que internacionaliza al son.
Surgido del alma del pueblo cubano, el son nos identifica. En los grandes escenarios del mundo, las cuatro letras de nuestra querida tierra brillan cuando el son se escucha y despliega su ritmo.
El sol del Caribe, las pieles morenas, la sensualidad en los cuerpos y el inagotable caudal creativo que existe en esta zona del planeta, vibra en la pasión de los soneros.
Estamos hechos a imagen y semejanza del son. Y, cuando fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, en 2012, el sentimiento de la Isla adquirió un nivel superior. Así cantamos y bailamos al ritmo del son cada día. Y, cada 8 de mayo, ponemos más en alto ese misterio que nos acompaña: la cubanía.
La música cubana, bailando casino en #Cuba. El son es lo más sublime para el alma divertir como dice la canción. Aquí imágenes de Guantánamo y La Habana, pero en cada ciudad, cubanía e identidad. #SomosCuba, siempre defendiendo la patria #CubaViveYVence #CubaEsAmor pic.twitter.com/Xr7x9JGJZt
— Inés María Chapman Waugh (@InesMChapman) May 7, 2023
LLHM