Las dos caras de la inmigración interna en Cuba

La capital cubana constituye el principal espacio receptor del país. Foto tomada de Tribuna de La Habana. 

Por: David Hidalgo Illarramendi

La migración es una de las variables que ejercen efecto sobre la estructura demográfica de la población y en sus cantidades de efectivos. La magnitud de los movimientos internos en Cuba ha variado en diferentes momentos de la historia, sin embargo, tuvieron mayor impacto en la década de los 90 a causa de la migración descontrolada hacia La Habana y otras grandes ciudades, lo cual trajo consigo efectos negativos económicos y sociales.

De esta manera, la capital cubana constituye el principal espacio receptor del país, debido a la apertura económica en los sectores de producción y servicios, los empleos generados por los diferentes modelos de gestión y redes de apoyo más sólidas que favorecen las posibilidades de asentarse con éxito en el lugar de destino.

No obstante, la llegada de un gran flujo poblacional a los lugares de destino por encima de las posibilidades de asimilación no resulta conveniente para determinados territorios, ya que esto conlleva a la congestión y sobrecarga de servicios como la atención social y también repercuten en los niveles de oferta y demanda establecidos para esa localidad, entre otras consecuencias.

Lo anterior nos lleva a preguntarnos, ¿qué impacto positivo pudiera tener la inmigración y qué medidas toman las autoridades con el fin de controlar los efectos de este fenómeno en la provincia?

Es importante señalar que la inmigración interna igualmente puede reportar efectos beneficiosos en estas demarcaciones receptoras a mediano y a largo plazo, debido a los altos niveles de envejecimiento que presentan provincias como La Habana.

En ese sentido, la llegada de personas en edad laboral resulta un recurso importante y perspectivo para contrarrestar el envejecimiento poblacional y los déficits originados por la baja tasa de natalidad y el saldo negativo de la emigración externa.

Asimismo, el Gobierno capitalino impulsa diferentes medidas, como por ejemplo las transformaciones integrales de las comunidades de tránsito, la legalización de nuevas viviendas, la constitución de nuevos núcleos familiares y la vinculación de jóvenes al estudio y trabajo, con el objetivo de mejorar las condiciones de quienes decidieron asentarse en la urbe.

Por otra parte, la inmigración no debe ser vista como un fenómeno discriminativo, ya que independientemente de las particularidades económicas, culturales y sociales específicas la demarcación, provincia, región o incluso país del que procedamos, todos los que compartimos esta tierra debemos sentirnos orgullosos de llamarnos cubanos.

YER 

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