Por: Eva Miró
Con un verbo directo criticó las reuniones que no discutían lo que debían o se
quedaban callados porque no había nada que decir.
Aseguraba que ese era el lugar indicado, insistía, para que los trabajadores ejercieran sus derechos como dueños y los dirigentes estaban en el deber de representarlos con conocimientos y criterios sólidos.
Así era Lazaro Peña González, un indiscutible líder sindical, que un día como hoy, 11 de marzo de 1974 dejó de existir físicamente, pero está presente en cada dirigente obrero honesto y en cada trabajador laborioso.