Por: Víctor Joaquín Ortega
Yumileidi Cumbá está contenta con su balazo de 19.59 metros que la situó en el segundo lugar de Atenas 2004. Amplié esa sonrisa. Es más: brinque, sonría, suelte la rienda a la alegría: usted es la campeona de la edición 28 de los Juegos Olímpicos. La aparente ganadora, la rusa Irina Korzhanenko, ha sido descalificada al detectarse el uso de una sustancia prohibida.
Magnífico ascenso el de la guantanamera: de no pasar a la final en Atlanta 1996, con envío mayor de 18.56, y del sexto puesto en Sydney 2000, al quedarse en 18.70, a lo más elevado del podio. A los 29 años de edad llegó al momento cumbre de su carrera. Sencilla, simpática, de entrega y voluntad como deben ser, ha entrado dos veces en la historia. Ya verán…
Premiación, Música. Solemnidad. Los espectadores abrazados en los aplausos. Sobre la cabeza de la cubana, de las tres galardonadas, una artística corona de olivo para recordar aquellos tiempos helenos de belleza enorme. Aunque estos son más hermosos.
Yumileidi, además de ser la titular, es la primera mujer triunfadora y recompensada por ello en el Santuario de Olimpia, a 300 kilómetros de la capital griega, Allá se efectuaban aquellos certámenes negados a la participación femenina, incluso como espectadora, a los pobres, a los bárbaros- según los organizadores todo quien no nacido en Grecia- y ni hablar de los esclavos, bestias parlantes y de trabajo. A los Juegos les falta muchísimo todavía para ser una fiesta para todos, pero se ha avanzado.
La camagüeyana Yipsi Moreno se subtituló en Atenas 2004, al enviar el martillo a 73.30 metros, superada únicamente por la rusa Olga Kusenkova quien, con 75. 03, dejó atrás la mejor marca del clásico. Yunaika Crawford, compatriota de la ocupante del segundo sitio, obtuvo bronce: 73.16. Cuatro años después, la agramontina vuelve a enfrascarse en un duelo en la magna justa, esta vez en la versión 28 acogida por Beijing.
Aunque se bate fuerte como acostumbra, repite la presea de plata por envío de 75.95. Al más deseado sitio del estrado de premiación sube Aksana Miankova, de Bielorrusia. Pero la vida es…la vida. La verdad se abrirá camino. Años después se detectará el dopaje de la bielorrusa. Nuestra muchacha lo supo y la medalla de oro vino hacia ella en 2018. La victoriosa verdadera se perdió los festejos de la premiación, los aplausos de los congregados, el reconocimiento de los medios entonces.
En la entraña del dopaje, ligado a la envilecedora comercialización de la lid y el deporte en general, están los intereses políticos, con tanto de burda politiquería ¿Acaso en la esencia de la política en lo social no está el interés económico? Con el negocio destrozando la pureza deportiva, sin que quede sano el olimpismo ¿qué se puede esperar?
Tampoco debe olvidarse lo planteado por Coubertin desde fines del siglo XIX y durante el XX con críticas “…no solo a los objetivos del lucro sino también a la detestable vanidad que hace buscar al hombre vulgares laureles y groseras satisfacciones de amor propio donde radica el peor enemigo del deporte y al mismo tiempo de la educación física tomada en su conjunto. “Y no se le escapa que “…el organizador del espectáculo tiende a corromper al atleta para mejor satisfacer al espectador”.