El béisbol es un deporte lleno de rutas. Desde el primer lanzamiento del pitcher, la carrera de home hacia la base inicial o una caminata de cuatro bases por un jonrón, la pelota ha definido su estilo dentro en un terreno y en la vida, como juego peregrino.
Como parte de esos vínculos creados gracias al poder de convocatoria, espiritualidad y cultura de este deporte, en el mismo sitio donde hace unos meses fuera reinaugurado el monumento al pelotero mambí Emilio Sabourín, en el parque ubicado en la intersección de las calles Línea y G, en el Vedado habanero, será colocado un marcador que señalará el inicio de la ruta del béisbol cubano.
Viejo anhelo de varios miembros del club martiano Béisbol de Siempre, la inauguración del marcador será posible, en parte gracias a la ayuda de la Sociedad de Amistad Mobile-La Habana. Precisamente en esta ciudad de Alabama, en Estados Unidos, estudiaron tres padres fundadores de la pelota nacional: Nemesio y Ernesto Guillot y Enrique Porto, quienes trajeron a Cuba el primer bate y pelota en los años 60 del siglo XIX, donde junto a otros entusiastas, fundaron el Club Habana, en 1868.
Similar a un lance del center field al home, es la distancia simbólica y física que se achicará mañana en uno de los sitios donde se escuchó por primera vez en la nación caribeña, uno de los sonidos más hermosos y únicos para muchos cubanos: el choque de la madera de un bate contra el cuero de una bola.
Este acontecimiento contribuirá a la necesaria difusión de historias que no deben perecer bajo el manto de la cotidianidad. Gracias a la voluntad de que el deporte nacional convertido Patrimonio Cultural de la Nación Cubana, no quede solamente relegado en el lapso de nueve innings y dibuje esta vez, un mapa espiritual que desentrañe aún más una expresión de identidad.
Este 3 de marzo, muy similar a la primera vez que fuimos a un estadio de pelota; gritamos a toda voz y eufóricos por el triunfo de nuestro equipo o saludamos a uno de esos hombres capaces de hacernos felices con un batazo oportuno o una jugada improbable, será colocada una marca indeleble que señala el tránsito de aquellos primeros años hasta el presente del béisbol cubano.