A Carlos Martí con amor y respeto

Carlos Martí es un educador de cuerpos y de almas. Ha partido siempre del ejemplo dentro y fuera del terreno de juego. Foto tomada de Twitter. 

Por: Víctor Joaquín Ortega

Carlos Martí anunció que no será de nuevo manager en nuestros clásicos nacionales. Aunque sabemos que no es un adiós al béisbol, lo vamos a extrañar en su puesto de guía. ¿Cómo no hacerlo con una persona que ha demostrado tanto amor y tantos conocimientos relacionados con nuestro deporte nacional? 

En estas líneas el periodista no desea hacer hincapié en los ricos números que este hombre atesora. Su labor está por encima de ellos y de sus saberes beisboleros.

El director técnico, el entrenador, para serlo ante todo deben ser escultores y su arte se enfrenta a un material más difícil y duro que el mármol, la madera o el hierro. Y él ha sido escultor.

Sabe enseñar a sus pupilos: en su caso, pupilos porque ha sido un profesor Domina que por bueno que sea un atleta, si se desvía termina mal hasta en lo deportivo.

La vida es mucho más que jonrones y ponches y sus luces arriban de una u otra manera a lo atlético. Y hay que saber asumirla. Más en estos momentos difíciles para todo el planeta, tan cercano al naufragio.

Y el camino a recorrer por los deportistas está lleno de infecciones. Andar por él obliga a poseer potentes anticuerpos, de lo contrario suele contaminarse y cualquiera conoce a lo que conduce.

El talento alejado de la virtud es un sacrilegio. También lo es aupar a un ser aunque sea virtuoso en lo que no da, ubicarlo en el oficio, la carrera, el sitio para el que no tiene condiciones reales. En otros ámbitos puede sobresalir incluso.

Carlos es un educador de cuerpos y de almas. Ha partido siempre del ejemplo dentro y fuera del terreno de juego. Es lo esencial. Un espejo lleno de manchas, con bastantes partes débiles, con arañazos, ¿de qué sirve?

En este laureado manager si uno puede mirarse. No es el único así en Cuba, cierto; aunque está entre los primeros. Agrega su palabra convincente, alejada de explotes innecesarios o humillaciones, sin escondrijos ni rebuscamiento. Firme y hacia adelante.

Estas modestas líneas nacen desde el amor y el respeto que este cronista le tiene.

YER

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