Por: Redacción Digital
Para los economistas, en especial para los que se formaron después de los años 90, es un concepto conocido; para otros que se formaron antes de la última década del siglo XX quizá no lo sea tanto. Para el público en general no creo que sea un concepto comúnmente manejado.
Así ha definido el Doctor en Ciencias Económicas Juan Triana Cordoví, Profesor Titular del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, la reaparición en Cuba del término de estabilización macroeconómica, tras en diciembre pasado la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobar el Plan de la Economía del 2023, y entre sus objetivos o prioridades avanzar en la implementación de un programa con ese fin.
Y digo reaparición pues aunque algunos lo hayamos asociado con las medidas neoliberales adoptadas indistintamente en América Latina por varios gobiernos para enfrentar crisis o desequilibrios, acá –según recuerdan estudiosos - sus antecedentes se remontan a los años 90 cuando el país se vio abocado a un plan de saneamiento financiero, que resultó efectivo sin desconocer su costo político y social.
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Porque al mismo tiempo que se estaban produciendo los ajustes fiscales y monetarios, tenía lugar una apertura al turismo, a la inversión extranjera, a las remesas y al trabajo por cuenta propia, entre otras reformas estructurales.
Pero hoy día el escenario tanto interno como externo es mucho más adverso y complejo, dado que Cuba enfrenta un elevado déficit fiscal, una inflación que ha desvalorizado enormemente los salarios estatales y las pensiones además de incrementar la desigualdad social, y otros desajustes, a la par que resultan insuficientes los niveles de productividad, de eficiencia en sectores clave como la producción de alimentos.
Y bajo estas circunstancias, y de un bloqueo estadounidense que no da tregua ni respiro, en medio de muchas restricciones y poca capacidad de maniobra no hay mucho tiempo para postergar, o dilatar, aquellas acciones que formarían parte de la necesaria estabilización macroeconómica en la mayor de Las Antillas.
Según Juan Triana un “estado deseado” en términos de estabilidad macroeconómica sería aquel en que la inflación es baja y estable, al igual que la tasa de interés en el mediano y largo plazo, el Producto Interno Bruto crece de forma sostenida a tasas moderadas, el déficit fiscal en relación al PIB no rebasa el 5 %, la relación deuda externa/PIB es baja, y la moneda se mantiene estable.
En pocas palabras, Cuba está lejos de tales aspiraciones; sin embargo, hay conciencia en los decisores de la urgencia del asunto, de cómo y en qué orden trabajar, de cuáles serían las metas a mediano plazo, en que a diferencia de un ajuste neoliberal no se renuncia a la justicia social.
A explicar mejor este complejo tema estuvo dedicada la emisión dominical de Cuadrando la caja del 29 de enero pasado, en que especialistas del Ministerio de Economía y Planificación (MEP) y del Banco Central de Cuba (BCC), respondieron a múltiples interrogantes a la vez que representantes de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y de las ciencias sociales, también daban su mirada o enfoque.
LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS
Hay muchos elementos que pueden haber influido en el deterioro de nuestras condiciones macroeconómicas, algunos externos como el recrudecimiento del bloqueo norteamericano o todo el descalabro económico que generó la pandemia de la Covid -19, pero están aquellos otros que sí dependen de nosotros y están en nuestras manos corregir y avanzar en ello, subrayaron los panelistas.
Nosotros normalmente tendemos a hablar de unos cuantos elementos esenciales, cuatro de los cuales bromeando les llamamos “los cuatro jinetes del apocalipsis”, afirma el Master en Ciencia Carlos Enrique González García, Director de Proyecciones y Coordinación Macroeconómica del MEP.
En el caso de Cuba estamos hablando, primero, de las emisiones monetarias producto del déficit fiscal, después del proceso de dolarización que se ha dado en nuestra economía, en tercero de los desequilibrios que pueda haber entre ingresos y gastos en la población y, por último, de los procesos de controles de precios que distorsionan los mercados.
Según Carlos Enrique los asalariados y los pensionados son los más afectados, los primeros que ven deteriorarse su estado porque otros agentes de la economía pueden manejar los efectos de la crisis.
Por todo lo anterior un programa de estabilización macroeconómica va orientado a corregir esos elementos o causas fundamentales de desequilibrio, y a también a crear las condiciones para evitar llegar a un tope generalizado de precios, que a la larga no son efectivos en la economía y que complican más la situación.
Tener estabilización macroeconómica, opina ese experto, es fundamental para poder crecer, visto, por ejemplo, con el saneamiento financiero en los 90 en que primero estabilizamos la economía y después vinieron los resultados orientados a estimularla.
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Para los trabajadores cubanos, señala José Antonio Pérez Pérez, miembro del Secretariado Nacional de la CTC, un programa como este tendría un impacto favorable porque en primer lugar frenaría la inflación, un serio problema, y a la vez recuperaría la capacidad de compra del salario y las pensiones, el mayor impacto de ese fenómeno.
El dirigente obrero advierte que en este proceso de transformaciones -y de las medidas que se han aplicado- resulta esencial la participación activa de los trabajadores en la toma de decisiones, cómo involucrarlos en aras de promover las reservas, las potencialidades existentes en interés de elevar la producción de bienes y servicios y la oferta a la población.
UN PROGRAMA QUE TAMBIEN RECUPERE LA ESPERANZA EN LA POBLACION
El sociólogo Luis Emilio Aybar , director del Centro de Investigaciones Juan Marinello , opina que un programa de estabilización macroeconómica tendría como principal riesgo reducir los problemas económicos a problemas estrictamente monetarios, pues hay quienes creen que esos problemas se van a resolver si subimos determinados precios, que hoy se mantienen topados y centralizados, o si recortamos determinados gastos.
Pero a su vez una estrategia como esta, acota, necesita incorporar una fuerte dimensión de participación y transformación política, como una manera no solo de recuperar el papel de la moneda nacional para la satisfacción de las necesidades básicas, sino también de paso con vistas a recuperar la esperanza, la seguridad y la creencia en un proyecto de construcción socialista.
Yo creo que otra cuestión importante es obtener resultados concretos; no basta con las medidas, incluso supuestamente muy bien diseñadas; pues aquellos deben ser los que dicten la última palabra y hay mucha necesidad en la gente de que exista una mejoría y que esta venga de la mano de la política de nuestro país, sistema y de nuestro gobierno, destaca Luis Emilio.
El Licenciado Joel Ernesto Marril, especialista de la mencionada Dirección del MEP, manifestó en Cuadrando la caja que todo programa de estabilización siempre tiene un momento más coyuntural que es a corto plazo, dirigido a reducir la inflación, los precios y el aumento al alza del tipo de cambio informal, a crear condiciones para que la moneda nacional funcione.
Pero más allá de eso, debe también crear condiciones con vistas a seguir avanzando en las transformaciones de largo plazo de nuestro modelo económico cubano. Porque, por ejemplo, para que una empresa estatal sea autónoma se necesita un entorno monetario en el que con la moneda nacional se pueda acceder a los recursos, tenga convertibilidad, y pueda alcanzar su confianza, opina Marril.
Él es del criterio de que sin una moneda estable vamos a tener que continuar operando dentro de los mecanismos administrativos para poder gestionar la economía. En resumen, la condición base para avanzar en la descentralización, en la autonomía empresarial, en un proceso de mayor profundización de la actualización de nuestro modelo económico, es justamente la estabilización macroeconómica.
RACIONALIZAR GASTOS O RECURSOS SIN AFECTAR LA SALUD, LA EDUCACION…
Para el Licenciado Ian Pedro Carbonell Karel, Director de Política Macroeconómica del Banco Central de Cuba, hay medidas que conllevan racionalizar recursos, donde ese gasto que se hace desde el presupuesto del Estado con la mejor de las intenciones urge racionalizarlo, de tal manera que no genere una emisión monetaria que termina afectando mediante la inflación a los que menos ingresos perciben.
Entonces para un modelo como el nuestro, en camino de construir el socialismo, es importante no afectar la salud, la educación, la seguridad social sino sencillamente en aquellos lugares donde hay reservas, o donde hay incluso despilfarro de recursos, poner el foco y las principales acciones del programa de estabilización macroeconómica, advierte el directivo bancario.
De acuerdo con Ian Pedro su primer efecto social es el control de la inflación y que los precios no suban sería muy positivo porque estás beneficiando a las personas, aunque si hay que ajustar habría que ver que en su política fiscal, en la política tributaria, en la política de subsidio que se implementa en el programa, y la que quede sostenible, la estabilidad macroeconómica tenga presente que la carga de un ajuste macroeconómico se dirija hacia quienes mejor la pueden afrontar, y distribuir recursos en favor de los que peor están.
Según Carlos Enrique, el Director de Proyecciones y Coordinación Macroeconómica del MEP, el tema productivo viene a ser uno de los objetivos del programa porque mientras haya desequilibrios económicos, haya inflación, o el tipo de cambio esté descontrolado, no vas a crecer económicamente y si no creces económicamente no te desarrollas y no construyes el socialismo.
Viendo este asunto al revés: para tener una construcción exitosa del socialismo hace falta crecer, para crecer es vital producir y mientras tengas ese desequilibrio económico no vas a poder producir.
Según el representante del Banco Central el principal resultado en el corto plazo que podría esperar la población es contener la espiral inflacionaria que estamos viviendo, pues a veces vemos la inflación como que ya llegó hasta aquí y estamos a este nivel de precios. No, las fuentes de desequilibrio macroeconómico están ahí todavía y, por tanto, van a seguir creando un proceso inflacionario, aclara Ian Pedro.
A la pregunta de cuáles serían los factores clave que garantizarían el éxito de un programa de estabilización macroeconómica en las condiciones de Cuba los panelistas mencionaron la integración de todos los elementos bajo una hoja de ruta que ordene e hilvane los procesos, los relaciones entre ellos y facilite el orden necesario; que sea capaz de redistribuir recursos hacia los que menos tienen y salvaguarde los programas sociales, y el sentido de la urgencia.
LLHM