Por Víctor Joaquín Ortega
La cercanía del cumpleaños de Yordanis Arencibia (24 de enero de 1980), destacado judoca y hoy entrenador del equipo femenino cubano, me motiva a escribir estas líneas. Además de felicitarlo, quiero recordar sus conquistas en el tatami y ahondar sobre ellas.
Ahora guía a nuestras muchachas más brillantes en el arte marcial forjado por Jigoro Kano, en especial a una de las grandes deportistas de todos los tiempos en la Mayor de las Antillas: Idalys Ortiz.
Fruto del Deporte para todos inderiano, Yordanis impuso su calidad temprano: as en el Mundial Juvenil de Cali 1998. Tenía para más y lo demostró: titular centrocaribeño de los 60 kilos en Maracaibo ese año. En la cita universal y los Juegos Panamericanos de Winnipeg de 1999, bronce, no obstante en Sydney 2000 el georgiano Giorgi Vazaghasvili le ahogó las ansias al eliminarlo por ippón en su primera pelea, efectuada el 17 de septiembre.
No crean que todo le fue fácil: algunos solo ven victoria en la medalla de oro, y este revés en su debut en la magna justa alimentó a algunos escépticos. Él mantuvo su entrega, la disciplina, el amor por la ruta escogida en el adiestramiento y las lides.
Con esas armas y el apoyo de sus instructores, ipponeó a los descreídos: campeón panamericano de Santo Domingo 2003 y tercer puesto olímpico en Atenas 2004 y Beijíng 2008 en la división de los 66 kilogramos. Tuvo más logros, entre ellos destaca el segundo sitio en otro Mundial e igual resultado en el fuerte torneo de la Universiada de Daegu, Corea, realizada en 2003.
Por encima de estas estadísticas, y para mí es fundamental en Yordanis Arencibia; fue uno de los judocas más elegantes, espectaculares, y atrayentes al combatir. Ojalá pueda convertirse en un entrenador con esa misma altura. Su gran salto nos hace muchísima falta.
Hablando de altura: quiero recordar el nacimiento de José Francisco Centelles Aizpurúa: 26 de enero de 1961, en el Vedado, Fue el primer cubano en ganar el salto alto en los Panamericanos con 2.29 metros en Caracas 1983.
Además de romper la marca del certamen, cortó la cadena de ocho victorias consecutivas estadounidenses. Ocupó el sitio más elevado del podio en los Centroamericanos y del Caribe de la Habana 1982 y Santiago de los Caballeros 1986, con 2.25 y 2.22.
Ese día, pero del año 1968, Braudilio Vinent Serrano obtiene su primer triunfo en nuestros torneos nacionales donde acumula 221. Desde el box lleva a su Santiago de Cuba a doblegar a la tropa pinareña 7x1 en ese encuentro de la VII Serie Nacional. Pronto tendrá un cariñoso apodo: El Meteoro de la Maya.
Parte de su labor de por vida en el patio nos las ofrece el historiador Mario Torres de Diego en su obra Efemérides Deportivas (no incluye su magnífica actuación internacional) es la siguiente: 265 juegos completos, 400 juegos iniciados: 3259 entradas lanzadas; 63 lechadas y 2134 ponches.