Por VÃctor JoaquÃn Ortega
Johnny Erickson se enfrentó a Kid Chocolate en siete ocasiones, el que más lo hizo. El estadounidense salió derrotado por puntos en seis de ellas y en la última por nocaut.
El norteño era un púgil valiente, pÃcaro entre las cuerdas, fuerte, resistente, pero sin posibilidades frente a este rival. La primera vez que toparon fue en Nueva York el primero de octubre de 1928. Era un peldaño necesario y fácil para ascender a la fama y a las grandes bolsas, y no hubo sorpresa: séptima victoria consecutiva del novato en su gira por Estados Unidos.
La siguiente pelea entre los dos se efectuó en la misma ciudad el nueve de noviembre de 1929. Chócolo estaba invicto en 32 combates, 20 de ellos sin llegar al lÃmite. Su punch no era dinamita: sabÃa dar donde hacÃa daño e ir ablandando al oponente sin apenas admitir castigo.
En la anterior batalla, el 29 de agosto de ese año, el antillano habÃa superado por puntos al famoso Al Singer en el Madison Square Garden en 12 episodios. La acogida en La Habana, majestuosa, como jamás se ha visto recibir a un deportista aquà en alguna etapa.
Desde entonces, el papel de Johnny era, sobre todo, el de suplir el entrenamiento pues el Kid no era dado a entregarse pleno al gimnasio y otras actividades de preparación. Con eso, su manager Luis “Pincho” Gutiérrez, también mantenÃa ocupado a su pupilo para evitar tanta “rumbantela”, aunque no siempre consiguió frenarlo.
Además, les entraba algún dinerito sin mucho riesgo. Y el 28 de abril de 1930 volvieron a enfrentarse, con igual resultado.
La cadena triunfal mencionada anteriormente quedó truncada por el voto de los jueces, en la batalla a quince capÃtulos por el tÃtulo mundial feather, frente a Battling Battalino en Nueva York. Lid muy reñida y de decisión oficial que no satisfizo a todos, más allá de las simpatÃas despertadas por el Chócolo y del texto enviado a la prensa por Pincho en su función de periodista.
VendrÃan otros cuatro choques Chocolate- Erickson: en julio 8 de 1934 en Long Branch, en junio 20 de 1936 en La Habana. en diciembre 19 de ese año en Nueva York, y en febrero 13 de 1937 en New Haven, donde el de Brooklyn fue noqueado en el quinto. Otro era el objetivo, triste objetivo: buscar plata para el gris púgil y la maravilla cuesta abajo, perdidos sus dos tÃtulos del orbe y un viejo para el cuadrilátero desde 1933, con solo 23 años de edad, por culpa de su existencia desordenada.
Cuando Elio Menéndez y yo entrevistamos al excampeón para un libro sobre su vida, supimos lo ocurrido en el encuentro de New Haven. “Un poco mis propios fanáticos, un poco la prensa, echaron a rodar de que a mà no se me podÃa despeinar “, nos dice. Y vino la anécdota….Erickson desde el primer round ataca y pese a que su contrario no está en el esplendor, esquiva y le pega como quiera. Los episodios a continuación se parecen.
“Él habÃa declarado que me iba a despeinar y llegó seguido por un numeroso grupo de amigos que hacÃan un ruido infernal con pitos, matracas, gritos… Y al salir de un clinch en el quinto asalto me pasó el guante abierto por el pelo. Entonces los suyos rugieron”, recordó el entrevistado.
Esa ilegalidad lo llevó a ponerle el extra a la pelea: “No le quité el jab de la cara, le corté sobre las cejas, le hice sangrar de la boca… Entonces, en otro clinch, aprovechó y me lanzó al pecho una escupida de sangre. Lo soné más duro, tanto que el árbitro detuvo la pelea”.
Al noqueado hubo que llevarlo para el hospital. “Al otro dÃa fui a visitarlo: estaba apenado con él. También él lo estaba. ’No tenÃa manera de darte y la única forma de complacer a mis fanáticos era hacer lo que hice. De verdad que lo siento ` me dijo. Nos dimos Las manos y luego fuimos amigos. No era un mal muchacho. Guapetón, impetuoso, criado en la calle, pero noble”.