“…La esclavitud de los hombres es la gran pena del mundo.”
José Martí
Foto: CubaMinrex |
Por Redacción Digital
El 27 de diciembre de 1868 Céspedes dio un paso mucho mayor hacia la definitiva abolición de la esclavitud y promulgó el Decreto de Bayamo, que daba la libertad a los esclavos presentados por sus dueños para el combate independentista, y a aquellos esclavos pertenecientes a elementos manifiestamente opuestos a la revolución.
El Ayuntamiento de Bayamo le había instado a que procediese a la abolición inmediata y total.
El Padre de la Patria no accedió a dictar una medida tan radical, consciente de que ni los hacendados ni los propios esclavos estaban preparados para asumirla.
Aunque era firme defensor de la abolición total de la esclavitud, y al alzarse en armas en la Demajagua había otorgado la libertad a sus propios esclavos, se vio precisado a dictar un decreto en que esta se establecía de forma gradual e indemnizada.
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La razón es que era necesario captar para la lucha a los terratenientes, de los cuales se esperaba obtener recursos que permitieran adquirir las armas necesarias para la guerra.
Aún así, Cespedes fijó por entero y con toda claridad su pensamiento, al dictar disposiciones que constituían un paso adelante en el camino de la abolición:
En el preámbulo del decreto, expresó que una Cuba libre era incompatible con una Cuba esclavista.
Tomado del perfil de Facebook de Patria Martiana