El 10 de agosto de 1839 se convirtió en la fecha en que la memoria vencÃa definitivamente al tiempo gracias a las imágenes instantáneas.
En la Academia de Ciencias de Francia el pintor Louis Daguerre hizo público un método para capturar lo que apreciaban los ojos, a partir de un procedimiento quÃmico con placas metálicas que fue llamado: daguerrotipo.
El nuevo invento adquirido por el gobierno francés, permitió la divulgación comercial y el surgimiento de casas especializadas en la fabricación de aparatos para realizar daguerrotipos, asà como retratar a todo aquel que estuviese interesado en hacer recuerdo un instante familiar o personal.
Aunque esta técnica fue oficializada en agosto, meses previos de ese propio año ya se conocÃan los avances de Daguerre en lo que se convertirÃa en una de las expresiones artÃsticas más trascendentales de la historia.
El escritor e historiador Rafael Acosta de Arriba en un artÃculo acerca de la historia de la fotografÃa en Cuba, narra sobre una publicación realizada en marzo de 1839. Un periódico capitalino de la época llamado: El Diario de la Habana pormenorizaba detalles del invento francés.
El autor argumenta en el propio artÃculo, que 1840 marcarÃa el inicio y desarrollo de la fotografÃa nacional.
La venta de un libro llamado Exposición histórica y descripción de los procedimientos del daguerrotipo, de Daguerre en la librerÃa de Ramis, en la calle ObrapÃa.
La llegada procedente de ParÃs de una máquina para hacer daguerrotipos adquirida por Pedro de Alcántara, hijo del capitán General de Cuba, quien realizarÃa la primera fotografÃa de la que se tiene cuenta en la isla, en la concurrida Plaza de Armas de la capital colonial.
Sumado a la apertura en enero de 1841 del primer estudio de daguerrotipos en Cuba y segundo a nivel mundial, propiedad del estadounidense George Washington Halsey en la calle Obispo, uno de los principales centros comerciales de la urbe, serÃan los primeros pasos de un nuevo oficio que rápidamente adquirió connotación.
Solamente en la calle O’Reilly se abrirÃan paulatinamente 13 estudios conocidos en la época como galerÃas. Como dato curioso en uno de estas galerÃas serÃa revelado uno de los retratos poco difundidos de José Martà que dedicó a su madre, Leonor Pérez, en la última década del siglo XIX.
De los oficiantes de la imagen resalta también la labor de mujeres. Quienes también destacaron como retratistas, integradas al gremio de fotógrafos creado en La Habana.
En el propio trabajo sobre la historia de la fotografÃa cubana el profesor Acosta de Arriba, detalla que al finalizar el siglo XIX en Cuba existÃan 212 fotógrafos, de ellos, siete mujeres.
Pero no solo en el retrato quedó el desarrollo técnico y artÃstico de la fotografÃa cubana. Los conflictos que vivió la colonia también fueron grabados para la posteridad.
Como las consecuencias fÃsicas de la reconcentración de campesinos ordenada por Valeriano Weyler o la vida en campaña de las tropas mambisas, asà como reuniones y encuentros oficiales que determinarÃan el curso de la Guerra Necesaria y los primeros años de la etapa republicana en el paÃs.
El transcurso de la historia nacional según las diferentes épicas que asumió, tuvo a la fotografÃa como principal cómplice, gracias a la pericia del instante casual o premeditado de sus oficiantes, quienes permitieron que la imagen quedara convertida en historia.