Por: Víctor Joaquín Ortega
Héctor Rodríguez transformó el talento de un joven en maestría, para
convertirse en el primer monarca olímpico del judo cubano y
latinoamericano. Foto: Trabajadores.cu
No todos los atletas logran avanzar de joven promesa a estelar deportista. Ese mérito está reservado para pocos. El protagonista de esta historia compitió fuerte en el Campeonato Mundial de Judo de 1973, en Lausana, Suiza, y llegó a conquistar un bronce en los 63 kilogramos. Así labraba su exitoso camino Héctor Rodríguez Torres.
El talento, la maestría y la dedicación hicieron que, en Pinar del Río, no se quedara esa conquista, pues luego se convirtió en el mejor judoca cubano de todos los tiempos.
Juegos Olímpicos deMontreal, en 1976. En el mismo peso pugnó Rodríguez, ahora con 25 años. Mostraba calidad en ascenso y tenía fe en sí mismo, aunque a algunos les preocupa que todavía no había podido subir a lo más alto del podio en los Juegos Panamericanos.
Un año antes, decían los ligados a las dudas, terminó subtitular en la cita multideportiva continental de México 1975, superado en la final por el canadiense Brad Farrow. Además, una hepatitis lo atrapó en medio de la preparación para la justa bajo los cinco aros. La enfermedad lo alejó de parte del adiestramiento.
El reposo le hizo subir de peso. Para bajar a los semiligeros tuvo que hacer mucho esfuerzo y eso lo debilitó. Y tenía que enfrentarse a los mejores del mundo.
En Montreal se le vía más potente, hasta más técnico, que fue mayor fortaleza. Llegó la hora de la verdad. Ah, la mala suerte lo perseguía. Una lesión lo agarró. Tenía el torso vendado y así enfrentó a su primer contrario: Enmanuel Abolo, de Camerún, quien trató de cansarlo. Al final, el agotado fue el africano que cedió a los seis minutos de combate.
El polaco Mariam Standowicz tampoco hizo mella en el antillano y cayó por yuko. Ippon por ushi mata frente al portugués José Pinto Gómes y por wazari doblegó al húngaro Jozsef Tuncsik.
¿Qué pasó en la final? En el combate por la corona superó por yuko a Chang Eunkyung, atleta de Corea del Norte. ¡Oroooooooo! Y así silenció a los descreídos.
Este coloso del deporte cubano fue seleccionado entre los 100 mejores deportistas del país en el siglo XX.
En la actualidad, la técnica adquirida en Cuba la enseña Rodríguez en otras latitudes, porque en cada etapa de su vida entrega lo mejor de él.