Por: Sender Escobar
El béisbol es parte esencial de la identidad cubana, afirman los
reconocidos intelectuales Rafael Acosta y Félix Julio Alfonso. Foto:
Montaje COCO.
Declarado PatrimonioCultural de la Nación, el béisbol ha contribuido a forjar la identidad de los cubanos. Historia y arraigo son parte de una pasión que se vive mucho más allá de lo deportivo.
Sobre la declaración oficial, realizada este 19 de octubre, en el estadio Palmar de Junco, en Matanzas, y el camino por recorrer para honrar tal distinción, el historiador Felix Julio Alfonso, ofreció declaraciones a la COCO.
“Es precisamente un reconocimiento a todos esos peloteros, umpires, directores, cronistas, periodistas e historiadores del béisbol que durante un siglo y medio han hecho de la pelota una de las mayores tradiciones de la cultura cubana”, expresó este intelectual dedicado por décadas al estudio del principal pasatiempo nacional.
“Asimismo, la distinción reconoce también la lealtad y el compromiso de generaciones de aficionados y fanáticos, que son también parte importante de ese gran juego.
“A partir de ahora, corresponde cuidar y enaltecer todavía más nuestro deporte nacional, desde todos los ámbitos de quienes tienen que ver con su desarrollo y brillantez como el mayor espectáculo de masas del país”, enfatizó.
Sobre la popularidad creciente de un deporte a través de su contexto y representantes míticos, agregó el autor del libro El Juego Galante: “Basta señalar que la llegada del béisbol a Cuba fue contemporánea con el inicio de la guerra de 1868 y, por ende, con el surgimiento de la nación independiente.
“Ahí están los peloteros mambises, los negros humildes como Méndez, Oms y Torriente, quienes fueron las primeras grandes estrellas populares del deporte.
“También está la figura integradora que fue Martin Dihigo, los triunfos de Adolfo Luque y Miguel Ángel González en las Grandes Ligas, la hegemonía de Cuba en las series mundiales amateurs y en las series del Caribe, el triunfo de los Cuban Sugar Kings”, concluyó Alfonso.
Por su parte, el historiador y poeta Rafael Acosta argumentó la evolución de un deporte que fue parte indisoluble del pensamiento criollo en un país dominado político y culturalmente por España, donde la pelota sentó bases como expresión rebelde y genuina de cubanía.
“La pelota, como preferimos llamarle en Cuba, se impuso por sí solo en el gusto de los criollos. No creo que haya sido una decisión política, ni siquiera consciente, se impuso con naturalidad.
“Cuando en 1864 desembarcaron en el puerto de La Habana, procedentes de Alabama, Estados Unidos, los hermanos Nemesio y Ernesto Guilló, con un bate y una pelota de béisbol entre sus pertenencias, estaban dando los primeros pasos de un juego desconocido en la Isla que ganaría adeptos exponencialmente y desplazaría a la corrida de toros y otros espectáculos importados de la metrópoli por las autoridades coloniales”, explicó.
Al analizar el fenómeno cultural y deportivo que generó la pelota, aparejado a los movimientos independentistas del siglo XIX, afirmó el escritor: “El juego interesó mucho y ganó la preferencia de las personas, se impuso, creo que ese es el motivo principal a considerar. Después, ya establecido en el gusto popular, la pelota se asoció a sentimientos separatistas y anticolonialistas, pero eso ocurrió después.
“Como han dicho algunos especialistas el béisbol o la pelota fue un suceso que acompañó el proceso de surgimiento y consolidación de la nación cubana, fraguado al calor de las guerras de independencia”.
Deporte nacional de Cuba, el béisbol ha sido fuente matriz de obras musicales, cinematográficas, literarias y pictóricas. Su nombramiento como Patrimonio Cultural de la Nación es el reconocimiento a un juego que suele durar más de nueve innings en la sociedad.