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Foto: Tomada de la Agencia Cubana de Noticias. |
Por: Redacción Digital
Un estudio publicado en la Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas analizó las características clínico-epidemiológicas de pacientes cubanos, residentes en La Habana, afectados por la COVID-19.
De acuerdo con los autores, la capital del país fue el territorio más complejo a nivel nacional en el enfrentamiento al primer brote de la enfermedad.
Su condición de capital, la densidad poblacional, la escasa delimitación geográfica entre sus municipios, el elevado flujo intermunicipal e interprovincial de personas, sumado a que es la provincia que mayor número de viajeros recibe procedentes del extranjero, confirieron a este territorio particularidades en el enfrentamiento a la pandemia.
Para el estudio se siguió una estrategia que incluyó la preparación de equipos dirigidos por investigadores del Centro Nacional de Genética Médica en coordinación con las direcciones municipales de Salud, para abarcar todas las áreas de salud de los 15 municipios de la provincia.
El análisis espacial, teniendo en cuenta la severidad de la enfermedad en los municipios de La Habana, detectó una tendencia a concentrarse un mayor número de casos sintomáticos (con formas graves o no) en los municipios ubicados al noroeste de la provincia.
Los especialistas acotaron que la edad promedio de la muestra fue de 45 años y más de la mitad de los casos evolucionaron de modo sintomático (no grave o grave), mientras que la fiebre fue la manifestación clínica más frecuente.
Los individuos incluidos en la muestra, con grupo sanguíneo O, o con antecedentes de asma, mostraron menos riesgo de presentar formas sintomáticas de la enfermedad, reitera Infomed.
Los resultados sugirieron que la edad constituye el principal factor de riesgo dentro de las variables estudiadas para desarrollar formas sintomáticas (no graves o graves) de la COVID-19.
De modo contrario, el grupo sanguíneo O y el antecedente de asma son factores de protección para estas formas de evolución clínica. Estos elementos deben ser considerados como parte de las estrategias para la identificación de los individuos más vulnerables.
Fuente: Susana Antón/Granma