La Habana: magia deportiva de una ciudad (+Fotos)

El estadio Latinonoamericano, catedral del béisbol en Cuba. Foto: ACN.

Por Jesús E. Muñoz Machín

Aquí, en la capital cubana, nació José Raúl Capablanca, único monarca mundial de ajedrez en América (1921-1927), el esgrimista multicampeón olímpico Ramón Fonst y el estelar boxeador Eulogio Sardiñas, “Kid Chocolate”, titular del orbe en los pesos ligero junior (1931) y gallos (1932) en el boxeo profesional.

En la mayor urbe cubana, la Villa de San Cristóbal de La Habana, el arraigo del universo atlético entre las personas lo convierte en ritual popular, en contagiosa y sana locura de millones, que llegan a admirar triunfos y proezas, pero también colman de movimiento y energía las calles.

Niños, jóvenes o ancianos ocupan terrenos baldíos, parques y callejones para respirar salud con la práctica de ejercicio físico.

Un Coliseo en La Habana

No se trata de una leyenda romana, ni historias de gladiadores, el Coliseo de la Ciudad Deportiva es una de las instalaciones deportivas mágicas en la capital.

Situado en el las avenidas Boyeros y Vía Blanca, en el municipio Cerro, ha sido sede de los eventos deportivos más importantes en las últimas décadas. En su salón principal ha acogido campeonatos mundiales de esgrima, gimnasia rítmica, levantamiento de pesas y boxeo.

A plena capacidad, la sala techada del Coliseo alberga a más de 25 mil almas, pero cuenta además con un tabloncillo multiuso, un gimnasio, el estadio beisbolero “Changa Mederos” y áreas para la práctica de una decena de disciplinas.

A plena capacidad, la sala techada del Coliseo alberga a más de 25 mil almas. Foto: Tele Rebelde.

 Estadio Latinoamericano: un Coloso de 77 años

Juegan Industriales y Santiago de Cuba, dos equipos ilustres del deporte nacional cubano. No se discute el campeonato, ni siquiera es un partido de play off. Sin embargo, las gradas están repletas de aficionados. Esta breve descripción pudiera definir lo que es la catedral del béisbol en Cuba durante varios meses del año: una verdadera fiesta.

Cuando se inauguró en 1946 adoptó el nombre de Gran Stadium de La Habana, pero rápidamente le apodaron el “Coloso del Cerro”, y en 1961 pasó a llamarse Estadio Latinoamericano o sencillamente “El Latino”.

De manera oficial tiene capacidad para 55 mil personas, pero ha recibido a más unos 60 mil en juegos importantes, quienes a producen un hermoso espectáculo con los colores distintivos de cada elenco.

Pero sí, Industriales y el azul que tiñe al capital cuando de béisbol se habla, hace que esta ciudad posea peñas deportivas en cada barrio, en miles de esquinas, parques o casas.

Sueño panamericano en La Habana

El Este de La Habana acoge uno de los escenarios deportivos históricos de La Habana, tal vez el más completo. El Estadio Panamericano, el Velódromo Reinaldo Paseiro, las Canchas de Tenis 19 de noviembre y el Complejo de Piscinas Baraguá constituyen la huella de un evento sin precedentes para el deporte cubano: los Juegos Panamericanos de 1991.

Sin el glamour de 1991 cuando se fundaron con motivo de la justa multideportiva continental, todavía sus canchas reciben a las figuras más importantes de atletismo, tenis, natación, clavados, kárate y taekwondo, entre otros deportes.

Junto a las instalaciones, se resiste a dejar su esencia de pueblo pesquero el poblado de Cojímar, el mismo que el escritor estadounidense Ernest Hemingway, adorador confeso de esos parajes, inmortalizó en el libro El viejo y el mar.

Naturaleza y deporte conviven en una relación de amor y odio. El océano le susurra su cariño a los terrenos deportivos, pero esa cercanía desgasta las paredes de las instalaciones. Es un matrimonio que sobrevive al tiempo, con casi 30 años de historia.  

Desde 1986, el segundo fin de semana de noviembre se da la voz de arrancada del Marabana, frente al Capitolio de La Habana. Foto: Jit.

Sala Rafael Trejo: puños de oro

Más de una decena de jóvenes pugilistas realizan sesiones matutinas de ejercicios en el Gimnasio Rafael Trejo (Calle Cuba, número 815), justo en el corazón del Centro Histórico de La Habana. Avezados entrenadores trabajan con grupos de adolescentes para garantizar el futuro del boxeo en la capital cubana.

Es un recinto pequeño, donde la voluntad y el deseo son mayores que las condiciones materiales, se escucha el sonido de los golpes, el chirriar de las zapatillas sobre la lona y la voz que desde la esquina indica cada movimiento a seguir.

Campeonatos municipales, provinciales y algunos intercambios con boxeadores de otras naciones son en la actualidad los momentos más emotivos en la sala Rafael Trejo. Pero la nostalgia se adueña de las personas más experimentadas, quienes recuerdan que por estos cuadriláteros pasaron las figuras más renombradas de boxeo en el país.

Hoy, además de escenario para el deporte de los puños, la instalación sirve de sede a eventos recreativos y festivales deportivos de las escuelas de la comunidad.

Marabana: cuando seducen las calles de La Habana

Ningún evento deportivo en esta Isla cautiva tanto como el Marabana, maratón internacional que con unas tres décadas de existencia reúne miles de andarines cada año.

Desde 1986, el segundo fin de semana de noviembre se da la voz de arrancada frente al Capitolio de La Habana y las calles son tomadas por el aliento entrecortado de corredores de más de una veintena de países que se dan cita en la carrera.

Aunque hay espacio para lo popular, con esas personas que caminan, trotan o recorren cortas distancias, también desandan las avenidas atletas importantes del país y naciones foráneas en busca de la gloria y emular con el soldado griego Filípides, quien según el mito recorrió en el año 490 a.C. cientos de kilómetros para salvar a la ciudad de Maratón del asedio de los persas.

El proyecto abarca toda la nación, pero la mayor fiesta, el clímax deportivo y popular se alcanza en la Ciudad Maravilla.

Caminar o correr por los alrededores del Malecón tiene tal vez más efecto en el alma que en el cuerpo, por la vista, el clima, la gente, el mar... Foto: Cubadebate.

Malecón habanero: musas deportivas

Difícil sería esculpir palabras sobre La Habana y no dedicar algunos párrafos al Malecón habanero. Quien escriba sobre literatura, amor, medio ambiente, arquitectura u otro aspecto de la cultura cubana, jamás podrá obviar ese muro de kilómetros de concreto.

Y también el deporte le debe al Malecón y su bahía sucesos interesantes. Caminar o correr por sus alrededores tiene tal vez más efecto en el alma que en el cuerpo, por la vista, el clima, la gente, el mar, el paso del Centro Histórico a La Habana más moderna.

De igual modo cada vez son más frecuentes las regatas de velas que recorren sus aguas, las competencias de clavados a gran altura (Red Bull Cliff Diving) y los eventos de pesca deportiva que pueden disfrutar nacionales y forasteros.

Las musas del Malecón son, quizás, las más inquietas del mundo, porque tienen mucho trabajo diario en su intento por seducir a las miles de personas que visitan ese espacio de la ciudad y desean conquistar un poco de su encanto.

Fotos de ciudad

Pocos dudan en llevarse como recuerdo una instantánea del espíritu deportivo que se respira en las calles habaneras, donde la edad no es inconveniente, ni las capacidades físicas, lo importante es disfrutar de una mañana o tarde en cualquier rincón de los 15 municipios para practicar béisbol, fútbol, baloncesto, softbol o sencillamente ir a un gimnasio.

Y cuando cae la tarde, el sol se esconde y con ello los parques, terrenos deportivos se tornan más tranquilos. Claro, esa quietud no dura mucho tiempo. Sabemos que esta ciudad apenas duerme. Pero esas son otras historias.

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