Nos sobran razones para celebrar

Omara Portuondo Peláez. Foto: Juvenal Balán/Granma. 

Por: Carmen Larduet

Aunque el concepto de cultura suela a menudo confundirse con el de identidad, en habituales controversias de teóricos cubanos; lo cierto es que la manera de comportarse o proyectar actitudes de carácter social, como suele hacer el cubano ante pequeñas o grandes dificultades, compromete a las dos concepciones.

Mi preferida, la cultura artística, tiene como protagonistas a los hombres y mujeres, quienes desde la actualidad epidemiológica que enfrentamos, ante una enfermedad que persiste en complicarnos la existencia, actuaron como suelen hacer casi siempre los bien nacidos en esta tierra.

Con todas las restricciones y cuidados para evitar contagios, creadores de todo el archipiélago desde manifestaciones diversas, se unieron para llevar a la población un mensaje de aliento y esperanza.

No obstante, como si la importancia de la comunicación fuera hallazgo del 2020, surgieron los conciertos online los cuales trajeron consigo presentaciones de todo tipo. Se apreciaron paneles, concursos, festivales, y tiempo que se grabaron un buen número de canciones alegóricas al momento.

Cuba lució una vez más su cultura de resistencia, de solidaridad y de negarse a ser vencida, se erigió en puente de amistad  entre muchas personas y se reinventó, también desde la cultura, con la intención de apoyar a la nación.

Todas las propuestas y proyectos que surgieron llegaron para quedarse. Como siempre el país demostró que la cultura quizás por su mezcla de tantos genes, no se debilita ni con el  paso del tiempo.

También por esto, en esta Jornada de la Cultura Cubana, nos sobran razones para celebrar.

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