Yury Tyukalov en Helsinki 1952. Foto: RT Canal de Documentales. |
Leningrado. Las tropas hitlerianas. El cerco. La resistencia. Los rodeados van más allá. Avanzan en sus acciones contra el enemigo. Victoria del pueblo. Humillados los atacantes. Allí, Yury Tyukalov fue uno de los valientes adolescentes y niños que también aportaron.
El protagonista de esta historia apoyaba a los combatientes adultos. Les llevó alimentos. Limpiaba las armas. Participó en sabotajes.
Ahora Tyukalov sube a su bote y va a competir en los Juegos Olímpicos de 1952, con sede en Helsinki, Finlandia.
Cree en la fuerza de sus brazos, la disciplina y la consagración en el adiestramiento de él y su entrenador. Enormes ganas de vencer.
No lo amilana el atraso tecnológico de la embarcación. Tampoco la burla de varios rivales. Muchos de ellos, miembros de clubes aristocráticos, incluso poseen títulos nobiliarios.
Final de la especialidad de skiff o sculls individual. ¡Ahí va el remero soviético! Su país, la Unión Soviética, debuta en el clásico rescatado por Pierre de Coubertin. Avanza, avanza... Atrás van quedando los contrincantes.
Tyukalov en 1977. Foto: Getty Images. |
Varios de los burlones quedan detrás con sus botes impecables: el australiano Wood (8:14.5), el polaco Kocerca (8:19.4), el inglés Fox (8: 22.5) y el sudafricano Stephen (8:31.4.), del segundo al quinto escaño.Wood se había impuesto en Londres 1948.
No se queden junto al agua. AcompáñenmVamos al torneo de lucha. Muchos de los soviéticos integraron las filas del Eército Rojo. Llegamos a tiempo para observar el combate de uno de ellos, Arsen Mekokkishvili, quien se enfrenta al sueco Bertil Antonsson.
Van en busca de la corona entre los pesos pesados (96 kilogramos entonces). El de Suecia piensa ascender del segundo puesto alcanzado hace cuatro años cuando resultó superado en la final por el húngaro Gyula Bobis.
El escandinavo posee mayor experiencia que el oponente actual, también es dueño de condiciones física y psíquicas admirables.
Ya están sobre el colchón. Una y otra vez el aspirante al desquite muestra su fortaleza, su habilidad, pero batalla contra una montaña. Y no puede devastarla. Cae otra vez al escalón de plata. Arsen lo pegó. Ahora el vencedor salta, salta, salta... Su brazo derecho es levantado.
También observemos en la categoría máxima a Iván Johannes Kotkas, de la especialidad clásica. Quiere emular con su compatriota de la especialidad libre. Ya está en la pelea decisiva.
Kotkas se enfrenta al digno representante de Checoslovaquia: Josef Rusicka. Músculos a la ofensiva. La técnica, el coraje, la decisión.
Al final, Kotkas le dice a su camarada: “Empaté contigo”, mientras le muestra la medalla dorada. En su conjunto grecorromano, lo imitan el mosca Boris Gurevitch, el pluma Yakov Pounkine y el ligero Shazam Safino. Subtítulo para el semicompleto C. Tchíkhladsé, bronce para el mediano Nikolai Belov y el gallo Artjom Terjan. Hay más. Dawid Chimakuridze, as de los 84 kilos entre los libristas y fue subtitular de los 60, Rashid Mamedoekov.
Al certamen magno llegó la delegación soviética por primera ocasión y ¡qué paso han mostrado! Se hicieron sentir en los diversos deportes. Al concluir los Juegos de Helsinki 1952, en la clasificación por países, Estados Unidos en el primer puesto con 76 medallas: 40 de oro, 19 de plata y 17 de bronce y la Unión Soviética en el segundo con 71 preseas (22-30-19).
No se queden junto al agua. AcompáñenmVamos al torneo de lucha. Muchos de los soviéticos integraron las filas del Eército Rojo. Llegamos a tiempo para observar el combate de uno de ellos, Arsen Mekokkishvili, quien se enfrenta al sueco Bertil Antonsson.
Van en busca de la corona entre los pesos pesados (96 kilogramos entonces). El de Suecia piensa ascender del segundo puesto alcanzado hace cuatro años cuando resultó superado en la final por el húngaro Gyula Bobis.
El escandinavo posee mayor experiencia que el oponente actual, también es dueño de condiciones física y psíquicas admirables.
Ya están sobre el colchón. Una y otra vez el aspirante al desquite muestra su fortaleza, su habilidad, pero batalla contra una montaña. Y no puede devastarla. Cae otra vez al escalón de plata. Arsen lo pegó. Ahora el vencedor salta, salta, salta... Su brazo derecho es levantado.
También observemos en la categoría máxima a Iván Johannes Kotkas, de la especialidad clásica. Quiere emular con su compatriota de la especialidad libre. Ya está en la pelea decisiva.
Kotkas se enfrenta al digno representante de Checoslovaquia: Josef Rusicka. Músculos a la ofensiva. La técnica, el coraje, la decisión.
Al final, Kotkas le dice a su camarada: “Empaté contigo”, mientras le muestra la medalla dorada. En su conjunto grecorromano, lo imitan el mosca Boris Gurevitch, el pluma Yakov Pounkine y el ligero Shazam Safino. Subtítulo para el semicompleto C. Tchíkhladsé, bronce para el mediano Nikolai Belov y el gallo Artjom Terjan. Hay más. Dawid Chimakuridze, as de los 84 kilos entre los libristas y fue subtitular de los 60, Rashid Mamedoekov.
Al certamen magno llegó la delegación soviética por primera ocasión y ¡qué paso han mostrado! Se hicieron sentir en los diversos deportes. Al concluir los Juegos de Helsinki 1952, en la clasificación por países, Estados Unidos en el primer puesto con 76 medallas: 40 de oro, 19 de plata y 17 de bronce y la Unión Soviética en el segundo con 71 preseas (22-30-19).
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