Félix de la Caridad Carvajal Soto, popularmente conocido como “El Andarín”. Foto: Daniel Gotay |
El 30 de agosto 1904 Félix de la Caridad Carvajal Soto, popularmente conocido como “El Andarín”, se convirtió en el primer representante del atletismo cubano en unos Juegos Olímpicos de la era moderna. Su cuarto lugar en la prueba de maratón es hasta el día de hoy el mejor resultado para un cubano en esa distancia.
Sobre las peripecias que tuvo que realizar este pintoresco personaje habanero para poder competir, así como los entramados de aquella carrera, le propongo conocer un poco más en detalles.
En 1904 elcartero habanero, que años antes ejerció como correo de las tropas mambisas durante la Guerra Necesaria, acudió a los Juegos Olímpicos de San Luis en busca de un lugar en la historia del olimpismo moderno.
Lo que muchos quizásno conozcan es que “El Andarín”se vio obligado a correr toda LaHabanaen busca dedinero para viajar a la ciudadestadounidense, pues el gobierno de Tomás Estrada Palma se negó a financiarle el viaje; la suma recaudada solo le alcanzó para pagar el pasaje de ida y vuelta.
Llegó a San Luis apenas minutos
antes de que iniciara la carrera. Llevaba más de un día sin comery aun así se
dispuso a recorrer la distancia en busca de materializar su sueño de probarse
frente a los más consagrados maratonistas del momento (en aquella ocasión se
corrió 40 kilómetros, en lugar de los habituales 42 km y 195 metros). El Andarín Carvajal acudió a los Juegos Olímpicos de San Luis en busca de un lugar en la
historia del olimpismo moderno. Foto: Daniel Gotay
Se presentó con sus duras botas de cartero (las únicas que tenía) y un pantalón que en la misma línea de salida tuvo que ser transformado en short. Todos se preguntaban cómo el cubanohabía llegado a aquel magno evento.
Se dio la voz de arrancada y desde el mismo inicio tomó la punta de la carrera. Entre más de 30 competidores que tomaron la partida, (solo participaron estadounidenses, británicos y griegos), el nuestro se mantuvo al frente durante buena parte del trayecto (dicen que fue primero por más de 20 km), hasta que un manzanal se interpuso en su camino.
Andarín tenía tanta hambre que se detuvo a comer algunas frutas verdes. Esto provocó una segunda, tercera y hasta una cuarta parada obligatoria por los fuertes cólicos y severas descomposiciones de estómago que le provocaron aquellas manzanas.
No obstante, el criollo de 1.55 metros de estatura y 45 kilogramos de peso entró quinto en la línea de meta. Al campeón le retiraron la medalla por tramposo (recorrió 16 km en automóvil), y luego se supo que el nuevo monarca, también recibió ayuda para llegar a la meta (se desmayó y le suministraron pequeñas dosis de veneno para rata con brandy), aunque este nunca fuera descalificado.
Las manzanas o tal vez el hambre privaron al Andarín Carvajal de agenciarse el tan anhelado título. En los libros quedará registrado para siempre que fue cuarto. Lo cierto es que pudo regresar a Cuba con una merecida medalla, de no haber sido porque en aquella época, ya existían los tramposos.
El criollo de 1.55 metros
de estatura y 45 kilogramos de peso entró quinto en la línea de meta. Foto: Daniel Gotay