Alcides Sagarra junto al tricampeón olímpico cubano Teófilo Stevenson. Foto: Juventud Rebelde. |
Por Daniel Gotay
Quién puede dudar de la calidad histórica del boxeo cubano, de la gran eficiencia alcanzada durante años por tantos hombres que en sus puños han cifrado la esperanza y la ilusión de una nación entera.
Sin embargo, detrás de tanta gloria se erige un ser extraordinario que trabajó sin descanso para hacer posible cada triunfo, un hombre que minuciosamente, y a base de dedicación, conocimiento y mucha exigencia contribuyó a dibujar el camino al olimpo del boxeo cubano. Su nombre: Alcides Sagarra Carrión.
Nacido el 18 de agosto de 1936, el boxeo surgió como alternativa para mitigar las crisis de asma que lo atacaban frecuentemente, fue también la mejor medicina para olvidar la difícil realidad social que le tocó afrontar en su infancia.
Aunque quizá algunos no conozcan, Sagarra tuvo que limpiar zapatos y vender periódicos para ayudar a su familia y pagar la escuela pública, aun así, tuvo que abandonarla en cuarto grado.
No fue hasta el triunfo revolucionario que pudo terminar la primaria y con los años, llegó a convertirse en Doctor en Ciencias Pedagógicas.
Sagarra, considerado padre de la Escuela Cubana de Boxeo, junto a Fidel Castro. Foto: Juventud Rebelde. |
Aunque se desarrolló como pugilista amateurs, e incluso, se proclamó campeón provincial en 57 kilogramos en su natal Santiago de Cuba, fue como entrenador de la selección nacional que escribió su historia junto a lo más selecto y sagrado del deporte mundial.
Considerado el padre de la Escuela Cubana de Boxeo, desde mediados de la década del 60 Sagarra se erigió como el artífice principal de cada uno de los resultados del pugilismo cubano.
Respetado y venerado por sus discípulos, por más de cuatro décadas, el pedagogo, estratega y formador cubano desbordó sapiencia y tesón desde la esquina del cuadrilátero.
Reconocido como el mejor entrenador en la historia de la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (Aiba), Alcides Sagarra convirtió a Cuba en la primera potencia mundial del boxeo amateur.
Este hombre formó a más de 50
campeones entre mundiales y olímpicos, y sumó más de un centenar de títulos
dorados entre ambas competiciones, palmarés del que no puede hacer gala ningún
otro entrenador en Cuba, y quién sabe si algún otro en el mundo.