Eduardo Sánchez de Fuentes: entre los músicos cubanos más relevantes

Eduardo Sánchez de Fuentes. Foto tomada de Internet.
Autor: Gilberto González García

Eduardo Sánchez de Fuentes está entre los músicos cubanos más relevantes de finales del siglo XIX y gran parte de XX.


Además, Sánchez de Fuentes es autor de varios libros sobre la historia de la música folclórica en la mayor de las Antillas.


Nacido en La Habana en una familia de raíces culturales, desde muy temprano demostró aptitudes para la música que, con el tiempo, le permitirían crear una importante obra.

A los 12 años comenzó sus estudios en el conservatorio que había fundado y dirigía otro de los grandes de la música cubana, Hubert de Blanck, y luego sería discípulo de los maestros Carlos Anckermann e Ignacio Cervantes, también destacadísimas figuras del arte musical de la Isla.

Con 18 años compuso su primera pieza de trascendencia internacional: la habanera , obra en la que se avizoran las cualidades del autor para crear melodías de inigualable belleza y lirismo.

Canciones y habaneras con esas características son: Yo sé de un beso, La volanta, Rosalinda, Corazón, Presentimiento, Mírame así, Cuba y otras. Igualmente, compuso zarzuelas, operetas y óperas.


Junto a otros intelectuales fundó, en 1910, la Academia Nacional de Artes y Letras, de la que llegó a ser presidente en el período comprendido entre 1930 y 1942.

En 1911 fue delegado al Congreso Internacional de Música de Roma. Asimismo, viajó a México, donde se le tributó un homenaje auspiciado por el Consejo Cultural y Artístico e inició lazos de amistad con personalidades de esa nación, quienes lo nombraron miembro correspondiente del Ateneo de Ciencias y Artes, así como de la Sociedad Geográfica y Estadística.

Cuando en diciembre de 1928 la sociedad Pro Arte Musical, de Cuba, inauguró su teatro Auditórium, en El Vedado, seleccionó para una de las jornadas artísticas con que se festejó el hecho la cantata Anacaona, de Sánchez de Fuentes.

Con el elenco de esa obra viajó a Barcelona, donde fue interpretada por un gran coro y orquesta como parte de los Festivales Sinfónicos Hispanoamericanos realizados ese año en la capital catalana y luego visitó Sevilla, Málaga y Santander, a fin de impartir conferencias y en Granada se entrevistó con el compositor español Manuel de Falla.

Del 11 al 27 de septiembre de 1939 representó a la isla caribeña en los Estados Unidos, junto con Gonzalo Roig, en el Congreso Internacional de Música patrocinado por la American Musicological Society of New York.

Sánchez de Fuentes ejerció la crítica para el periódico El Mundo y la revista Pro Arte Musical y colaboró con El Fígaro, El País, el Diario de la Marina, el Boletín del Archivo Nacional y los Anales de la Academia Nacional de Artes y Letras.

Además de su prolífica producción musical y literaria, estudió leyes y se desempeñó como registrador de la propiedad en Manzanillo y otras ciudades cubanas.

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