Autor: Pedro Carrillo Garcés
Los seguidores del conflicto Cuba-Estados Unidos están al tanto de la polÃtica migratoria de pies secos-pies mojados, pero esta vez no voy a referirme a ella, sino a otra que está muy enraizada en los choferes de ómnibus urbanos en La Habana.
Los seguidores del conflicto Cuba-Estados Unidos están al tanto de la polÃtica migratoria de pies secos-pies mojados, pero esta vez no voy a referirme a ella, sino a otra que está muy enraizada en los choferes de ómnibus urbanos en La Habana.
Analice usted de las guaguas que monta a diario ¿cuántas, para permitir el ascenso o descenso de los pasajeros, se acercan al borde de la acera? He visto pasar mucho trabajo a ancianos, embarazadas, niños pequeños y discapacitados con esta descortesÃa de los que trabajan tras el timón. Quizás pase esto desapercibido en los dÃas sin precipitaciones, pero cuando estas se hacen presente es un tormento adicional abordar el transporte.
Este jueves (6 de julio de 2017), tras casi una hora de espera y mirando la lluvia caer, vi acercarse el carro 5173 de la ruta 3. En su viaje hacia La Habana era la última parada del Barrio Obrero, en el municipio de San Miguel del Padrón. El agua corrÃa aún cual arroyo por la calle y aun asà el chofer paró bien distante del contén.
Hice un gran esfuerzo para, de un paso, montar sin meter los pies en el agua. Ya dentro le pregunté si a ellos (choferes) no los enseñaban a pegarse al contén. Sà – fue su respuesta.
¿Por qué no lo hacen entonces?- volvà a inquirir.
Esta vez no hubo respuesta verbal, pero su actitud en las siguientes paradas hizo evidente el por qué. En las paradas de la Virgen del Camino, calzada de Luyanó, Concha, La Lechera y Cuatro Caminos repitió la acción. Solo hizo lo que debÃa en la Benéfica.
En mi destino transitorio también realizó la misma “gracia” el carro 769 de la lÃnea P-7. Salvó la honra de los buenos choferes el carro 5235, de la ruta 15.
Ojalá ese ejemplo algún dÃa se vea multiplicado y esta “polÃtica” de mojarse los pies para poder montarse o bajarse de un ómnibus urbano sea, en vez de regla, una excepción.