Foto: NBC News. Montaje: Gilberto González GarcÃa |
No se concibe que la gestión del presidente
de los Estados Unidos, Barak Obama, sea duramente criticada por muchos expertos
en diversos lugares del planeta. Eso de que en su paÃs se esté desencadenando una
polÃtica racial al estilo del apartheid, solo por la represión brutal contra
jóvenes afro descendientes, no parece una sólida opinión como para poner en
tela de juicio la buena gobernabilidad de Obama.
También está la xenofobia contra los inmigrantes,
en su mayorÃa mexicanos, que según las autoridades estadounidenses reciben un
trato justo.
Para otros crÃticos, el no cumplimiento de
la devolución de la base naval de Guantánamo a Cuba es una asignatura pendiente.
No son pocos, a nivel planetario, que
repudian las intervenciones estadounidenses en los conflictos de los paÃses
árabes (Sira, Libia, Irak, Irán, Egipto) lo cual es sentido por los anti-Obama
como práctica de la tradicional polÃtica anexionista del estado norteamericano.
Hay otros, y se siguen sumando pueblos,
gobiernos, personalidades, intelectuales, académicos y la gente que sufre las
consecuencias de los voraces intereses imperiales, que con toda la mala intención
del mundo, arremeten contra la administración Obama por crear tensiones en Corea
del norte, estimular el derrocamiento del gobierno venezolano, voltear la cara
ante el reclamo de los argentinos por el cobro de los fondos buitres, encabezar
la ofensiva para aislar a Rusia de la comunidad europea, apoyar
incondicionalmente los bombardeos del gobierno sionista contra el pueblo
palestino, etc.
De alguna forma los 189 gobiernos que, en
la Organización de Naciones Unidas, votan en contra del bloqueo estadounidense impuesto
a Cuba no ven como correcta esa polÃtica, pero aun asà la buena imagen del
presidente Obama permanece inalterable.
Realmente, el bloqueo contra Cuba lo heredó
la actual administración del anterior gobierno, que a su vez lo heredó del precedente
y asà sucesivamente hasta recorrer más de 50 años de cambios administrativos. En
este punto, al permitir la sanción dictada contra Cuba, solo reafirma su
compromiso con el imperio.
Y eso de la subversión interna en los
paÃses abiertamente opuestos a la polÃtica imperial debe ser considerado como
un punto positivo para obtener el premio Nobel de la Paz. Hay que reconocer que
la actividad injerencista de la Agencia para el Desarrollo Industrial es un
golpe maestro.
En fin, a Obama no solo debe alabarse por
la buena práctica de imponer la jerarquÃa militar estadounidense, consolidar los
grandes medios del poder y apoyar a los regÃmenes antipopulares, sino también por
promover la desestabilización de los pueblos: palestino, cubano, argentino, ruso,
iraquÃ, brasilero, sirio, venezolano, egipcio, etc. porque a fin de cuentas
Obama es un buen presidente… imperialista.