Autora: Caridad Labrada Curbelo
Grandiosa y humanista es la labor desarrollada por los círculos infantiles de Cuba luego de 55 años de infatigable quehacer como obra de amor para los niños sin distinción de raza, sexo y lugar de origen.
Fue justo una semana antes de la invasión mercenaria a Playa Girón que tomó forma y acción la idea impulsada por Vilma Espín, heroína de la Sierra Maestra y fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), para favorecer la integración plena de las féminas a la sociedad, mientras los pequeños de la familia recibían adecuada formación desde sus edades más tempranas.
Desde entonces, niños
y niñas de hasta seis años de edad son los receptores inmediatos del programa
orientado por la dirección de Educación en cada territorio, a partir de la
planificación docente relacionada, en lo esencial, con el desarrollo de
asignaturas básicas para potenciar el lenguaje, conocimiento de las letras y números,
así como la identificación de los recursos ambientales, naturaleza y sociedad.
De ahí la importancia
de los planes de remozamiento constructivo de las 366 instituciones de su tipo
existentes en La Habana que hoy reciben nuevos aires de recuperación luego de
años de sobrexplotación y en muchos casos de profundo deterioro, ahora
sometidos a un plan perspectivo que permitirá mejorar las condiciones de
atención y servicio, con capacidad para 46 mil 867 infantes.
Al respecto, Idaymis
Rodríguez Felipe, subdirectora de Educación Preescolar de la capital, expresó
que actualmente se encuentran cerrados más de 30 de estos centros
educacionales, aunque desde el 2012 se aprobó un proyecto que ha permitido
recuperar escalonadamente 41 círculos infantiles, y se prevé la inauguración de
uno en Wajay, en el municipio de Boyeros, y otros 16 se concluirán este año.
Aunque es necesario recuperar el ritmo perdido para responder a las necesidades actuales de la población infantil habanera, otro aspecto debatido por las autoridades de la cartera de Educación en la isla caribeña es el perfeccionamiento del personal docente-educativo y la captación de nuevas educadoras, como tarea permanente en la formación vocacional.
Entre los mayores aciertos del sector y su perfeccionamiento en la educación preescolar sobresalen el programa Educa a tu hijo y las diversas modalidades organizadas para hacer más efectivo el primer nivel de enseñanza en Cuba, llevado también a lo hogares de niños sin amparo familiar y los círculos mixtos, de hembras y varones.
Con un sistemático proceder
investigativo hacia la integralidad de programas generalizados en la nación
antillana, los círculos infantiles influyen en el desarrollo físico y mental equilibrado
de las más tiernas generaciones, sin obviar la atención médica y la
interrelación con los padres, para potenciar un estilo de vida superior en
hábitos higiénico-sanitarios y mejor comunicación familiar.
Sin duda alguna un acápite de reconocido proceder que confirma el valor de la infancia como prioridad de la Revolución Cubana.
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