Síndrome de Guillain-Barré. Foto: Organización Mundial de la Salud |
Como se sabe, atendiendo a evaluaciones de los expertos y la vigilancia epidemiológica nacional e internacional, “el virus Zika se propaga rápidamente por Centroamérica y Sudamérica, con miles de viajeros diagnosticados alrededor del mundo y un riesgo significativo de epidemias en los otros países, donde el Aedes está presente como vector”.
Esto constituye uno de los motivos de peso por el cual en la mayor de
las Antillas se potencian las medidas de control focal del mosquito y la
educación a la población, enfatizando en la importancia que tiene el control en
la prevención y para la sostenibilidad de lo que se vaya logrando en el
enfrentamiento al vector.
La mayor preocupación es la asociación del Zika con el síndrome de Guillain-Barré y con los defectos congénitos, especialmente la microcefalia y otras enfermedades neurológicas fetales, pero existe otra inquietud y es el riesgo potencial de transmisión sanguínea del virus a través de las transfusiones.
Sobre este aspecto existen antecedentes, pues ya se informó su
comportamiento durante el brote epidémico en la Polinesia en 2013-2014, durante
el cual el 2,8 por ciento de los donantes de sangre asintomáticos, resultaron
positivos en la prueba de RNA para Zika. Además, recientemente se informaron en
Brasil dos casos de esta nefermedad posiblemente asociados a transfusiones de
sangre.
Al respeto, según comentario del doctor Michael P. Busch, PhD, quien forma parte del Grupo de Trabajo sobre Enfermedades Infecciosas Transmisibles por Transfusión de Sangre de la Sociedad Internacional de la Transfusión Sanguínea, las medidas para prevenir la transmisión del Zika por esta vía incluyen: rechazo temporal a los donantes de sangre en riesgo de haber estado en contacto con el virus y el reporte de síntomas asociados a la infección post-donación, en caso de que un donante sea afectado, para proceder a la eliminación de sus hemocomponentes potencialmente contaminados.
Otras medidas preventivas son el suministro de sangre en las zonas de epidemia a través de los bancos de sangre de áreas con menor riesgo; aplicación de las tecnologías de ácidos nucléicos (Nat) para Zika a la pesquisa de los donantes en lugares epidémicos e inactivación de agentes biológicos patógenos de los hemocomponentes y hemoderivados. Las dos primeras medidas son limitadas en su efectividad por la existencia de una alta cifra de donantes asintomáticos infectados con el virus.
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