Autor: Yirsandy Rodríguez Hernández
Solamente me bastaron par de visitas —¡no más!— al Estadio “Changa” Mederos para quedarme totalmente convencido que la 56 Serie Provincial de La Habana apenas cumple objetivo alguno.
Hace solo dos años, viendo venir todos los problemas que hoy han llenado de agujeros los rosters de los equipos en la capital, restándole calidad y con ello colorido a la competencia doméstica en La Habana, pensé que le quedaba poco a la Serie Provincial.
A mí me tocaba vivir la evolución en retroceso cada temporada "muerta" luego de terminar la Serie Nacional. Aunque vale afirmar que aún existen provincias en el país que atraviesan por momentos más difíciles.
EL GOLPE SORPRESIVO
La primera gran decepción que sufrió el deporte capitalino fue la desaparición del equipo Metropolitanos de la Serie Nacional en 2012, extinción que dio paso a una gran desmotivación en los atletas que jugaban por el traje rojiblanco, bien importante para desarrollar talentos.
El tema de la desaparición era lógico realmente –sobre todo para darle la razón a quienes la generaron—, pues Metros navegaba en el oscuro sótano una campaña tras otra. El tope llegó, y la Comisión Nacional decidió –para mí lo peor— la eliminación de los rojos tras la edición 51 (2011-2012) en que 17 equipos, contando los planteles debutantes de Mayabeque y Artemisa, jugaron un total de 96 desafíos.
PASOS EN RETROCESO…
Dos años después, Erlys Garrido y su cuerpo técnico tenían en sus manos todo el talento y el futuro posible en la escuadra capitalina de Sub 18, con el cual se coronaron por dos años consecutivos. Para ese entonces, comenzaban a sonar nombres como: los receptores Denzel Douglas Hernández y Adriel Sotolongo.
Los jugadores de cuadro: Miguel Antonio Vargas (hijo del ex manager de Industriales Lázaro Vargas), José García (el hijo de Luis García Prades, ex jardinero de los Industriales de los 80’ y 90’), Yorbelt Sánchez (quien ya tuvo una experiencia con Isla de la Juventud en la 55 Serie Nacional), Yosley Veitía.
Como jardineros estaban: Orlando Martínez (un bateador zurdo con madera para llegar lejos), Yohandri Medina, Jonathan Machado, Yusnier Aguilar y Lester Maden. En el pitcheo: Yohan Oviedo (un súper talentos que registraba envíos de más de 91 millas desde que lanzaba en el Sub 15), Yusnier Padrón, Jorge Castro y Yoel David Paula, quien debutó con Industriales en la pasada campaña. Todos, merecían una oportunidad de jugar, pero el sistema, el caprichoso sistema no pudo dársela.
Cada nombre de esos era como una semillita para el futuro, sin mencionar otros que, aunque no estaban en edades juveniles se quedaron en el aire y tuvieron que ir a probarse a otras provincias del país.
¡Pero hay más! Pues la generación que antecedió a dicho listado de juveniles prácticamente se había ido de la isla.
Entre ellos, sobresalían el guante de oro de la 54 Serie Nacional, el torpedero Alfredo Rodríguez. Jorge Oña, un prometedor jardinero de proyección para 5 herramientas. Y Yusnier Díaz, quien obtuvo una línea de .348/.447/.887 (con el mejor porcentaje de llegar a bases de un novato en los últimos 25 años) ese mismo año, y por haber abandonado el país antes de la Gala de premiaciones de la Serie no se agenció los honores al mejor novato.
Al final, el mérito recayó en el torpedero Rodríguez, quien un tiempo después también partió a buscar suerte. El trio está ya contratado. Díaz con los Dodgers, Oña con los Padres, y Rodríguez con los Rojos de Cincinnati.
DESPUÉS DE LA TORMENTA, ¿QUÉ?
A excepción de Paula y Yorbelt Sánchez todos los demás jugadores de aquellos equipos campeones del Sub 18, ya no están en el país. Pero de estarlo: ¿Dónde jugarían?
Para el talento siempre tiene que existir el espacio. ¡Y créanme! Mi punto es que la Provincial no constituye el espacio idóneo para ellos. Al menos por el formato en que está compuesta.
Si fuese hace 10 años, quizás. Pero hoy, el béisbol necesita que esos talentos exploten, que se sientan motivados, y sobre todo que se desarrollen fogueándose en la calidad, no en la mediocridad.
Soy de los que piensa que el torneo que se está jugando –es penoso decirlo— no cuenta con la exigencia competitividad suficiente. Siete errores por juego lo dice todo.
En otra época, sin tener que alejarnos tanto en la memoria, un jugador categoría juvenil iba a la Provincial a aprender; incluso, muchos años se insertaba un equipo Juvenil en el certamen. Créanme, el nivel era otro.
Cuando esos jugadores mostraban sus cualidades y tenían resultados eran vistos de otra manera. ¿Por qué? Precisamente porque existía mucho mejor nivel.
HORA y OLA DE CAMBIOS CONCEPTUALES
Seguir pasando paños tibios, o simplemente continuar una tradición beisbolera provincial ya no cumple efecto. Tanto es así, que el presente torneo está pactado para que se termine a más tardar el lunes 2 de mayo. Y desde este jueves, ya se sabe que el municipio Playa es el Campeón por segundo año en fila, con tanta autoridad y soberanía que cuatro días antes andaba festejando el título.
La otra mala noticia es que el 3 de mayo, a solo 19 días de comenzar la III Serie Nacional de Béisbol Sub 23, es que el equipo Campeón, La Habana, comenzará a entrenar con vistas a la exigente competencia.
Robarle tiempo a la preparación para un torneo de tanta envergadura es simplemente: ¡nefasto! El ojo del béisbol tiene –y más que tiene—, debe concentrarse en el Sub 23, que ahora mismo es la única y real cantera que poseen los legendarios Industriales.
Revisar nuestros calendarios, ajustar lo que tenga que ser cambiado deberá ser la consigna y tarea de la Comisión Provincial de La Habana, que sabemos hace el mejor esfuerzo para que la capital disfrute su mayor pasatiempo.
No obstante, se avecinan más tiempos difíciles, y los directivos deben saber que estar separados más de 6 años del último campeonato de Industriales en 2010, implica que en la agenda deberá tejerse una nueva estrategia.