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Autor: Lázaro Pérez Barcelona
¿Crece la
participación de la dirección sindical en los destinos de la empresa estatal
socialista?
La respuesta a esa
interrogante la tienen las varias opiniones recogidas al respecto, aportadas
por secretarios generales de secciones sindicales, delegados a la asamblea de
balance municipal de varios sectores, y de dirigentes y cuadros a los niveles
municipal, provincial y nacional.
El hacer y decir, o
sea, la acción y el discurso de los representantes de los trabajadores
experimenta un cambio de tono y de intensidad, y lo que es más saludable, sobre
la base de los intercambios colectivos.
Quienes hayan
tenido la ocasión de participar en varios escenarios políticos sindicales de diversos
niveles de dirección, deben de haber notado
que la acción y el discurso de los dirigentes sindicales, eslabones básicos en
la cadena de mandos de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), se centra más
en las realidades económicas, sociales y políticas de los colectivos que en las
quejas de lo que no se ha hecho bien o de las necesidades materiales no
resueltas de los trabajadores.
Se habla menos de
los temas asociados a la vida orgánica de la sección o buró sindical y más de la
gestión del funcionario administrativo, del papel que juega la dirección
sindical en ese sentido, de la aplicación correcta de las normas jurídicas que
amparan el crecimiento salarial por resultados productivos, de las condiciones
de vida y sociales y de las soluciones para elevar la eficiencia del plan de la
economía y presupuesto del Estado.
En ocasión de la
asamblea de balance de la CTC en La Habana, el secretario general de la organización,
Ulises Guilarte de Nacimiento, expresó que los problemas de cada colectivo laboral
tienen que ser enfocados y asumidos por los dirigentes sindicales del lugar, y
solo trasladar el asunto a los organismos superiores cuando las vías y canales
usados por los representantes de los trabajadores no sean respetados.
Aclaró también que
el oficio de las instancias superiores del movimiento sindical es esencialmente
metodológico, para orientar, chequear y asesorar a los dirigentes de base, lo
cual no impide la acción directa cuando el asunto no pueda ser resuelto in
situ.
En esa asamblea,
Luis Romelio Salazar, secretario general del Sindicato Provincial de Transporte
y Puerto señaló: “lo primero que quiero expresar es la calidad del informe
presentado en esta reunión. Se han señalado brevemente los aciertos del
funcionamiento de este organismo en el año precedente, pero se identifican con
mucha precisión los temas que quedan pendientes por lograr, lo cual da la
medida de lo que debe hacerse en lo adelante o bien para no repetir los mismos
errores.
“Considero que si
la CTC funciona bien, si se coloca en el centro de los problemas que más
interesa a los trabajadores, más allá de las cifras sobre afiliación, asambleas
y reuniones del ejecutivo, y se madura en la personalidad del dirigente
sindical estaremos entonces enfocados en un funcionamiento realista y a la
altura del momento histórico”.
Entretanto, durante
la asamblea de balance del Sindicato de Industrias en la capital, Roberto
Rodríguez Rodríguez, secretario general de la sección sindical del Taller de Aseguramiento
Mecánico de la Empresa Siderúrgica José Martí (Antillana de Acero), dijo que el
dirigente sindical tiene que estar aprobado por la masa de trabajadores, por su
liderazgo y no por su simpatía expresada
en la atención al afiliado.
Una de las necesidades para funcionar bien, apuntó, es que el dirigente esté capacitado, listo para asumir los retos actuales del movimiento, cualquier reunión con los trabajadores, la asamblea de representantes, seminarios, y las mismas asambleas de balance, constituyen acciones de capacitación, pues si no se conoce no se puede responder a los intereses y derechos de los trabajadores.
Una de las necesidades para funcionar bien, apuntó, es que el dirigente esté capacitado, listo para asumir los retos actuales del movimiento, cualquier reunión con los trabajadores, la asamblea de representantes, seminarios, y las mismas asambleas de balance, constituyen acciones de capacitación, pues si no se conoce no se puede responder a los intereses y derechos de los trabajadores.
En ese mismo
escenario Arturo Rodríguez Font, secretario general del Sindicato Nacional de
Industrias, valoró de positivo los temas de debates en los balances municipales
en los que había participado, en los cuales se revisó el trabajo realizado en
el año anterior para perfeccionar los métodos y estilos de trabajo del
sindicato.
En la sesión de
trabajo del balance del Sindicato Agropecuario y Forestal del municipio de
Boyeros, que contó con la asistencia de 98 delegados, el secretario general del
buró sindical de la Empresa Tropical Habana, José Luis Leyva, refirió que para
hablar de funcionamiento sindical tienen que existir acciones concretas de la
dirección sindical en la entidad.
El sindicato tiene que saber y opinar sobre las acciones de la administración en su gestión, no para evaluarla ni criticarla, sino para orientar a la masa de trabajadores y oír su parecer para trasladar las mejores y más capaces sugerencias al consejo de dirección.
El sindicato tiene que saber y opinar sobre las acciones de la administración en su gestión, no para evaluarla ni criticarla, sino para orientar a la masa de trabajadores y oír su parecer para trasladar las mejores y más capaces sugerencias al consejo de dirección.
Luego de la implantación
de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución
en el 2011, la implementación de la Ley 116: Código de Trabajo (2014) y la
aparición de la Resolución 17 en junio del 2014, que determina el incremento
salarial por resultados productivos, se comenzó a experimentar un cambio de
mentalidad en los trabajadores, dirigentes sindicales y administrativos ante
los procesos económicos, políticos y sociales, atemperados a una manera
distinta de pensar y actuar.
Es notorio que el
dirigente sindical de base poco a poco recupera el papel que le está conferido
en los estatutos del movimiento obrero cubano, y por ende, la repercusión funcional
en el ámbito laboral.