La hazaña del “Cerro Pelado” vio como Enrique Figuerola y Miguelina Cobián enriquecían su historia. Foto: www.histarmar.com.ar6 |
A los X Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrado en San Juan, Puerto Rico en 1966, varios especialistas le atribuyen el inicio decisivo del desarrollo deportivo cubano. La afirmación no solo viene por la destacada actuación brindada por los atletas de la Isla en dicho evento, sino también por el triunfo político alcanzado ante la negativa de participación impuesta por el gobierno de Estados Unidos.
Varios meses agónicos vivieron el pueblo y su delegación,
y miles fueron los contratiempos inventados con el objetivo de frenar la asistencia
antillana en suelo colonial boricua; aunque nunca se alzaron los brazos en
señal de rendición.
La presencia de exiliados y el hecho de que Cuba no mantuviera relaciones diplomáticas con la mayoría de los países asistentes eran algunos de los pretextos planteados en su vano esfuerzo de excluir a la Isla del suceso como medida de seguridad.
Sin embargo, nada bastó. Una motonave de la Flota Cubana denominada “Cerro Pelado” resultó el transporte necesario y el centro de entrenamiento. Lugar donde nunca faltaron las provocaciones, los mensajes de advertencias si cruzaban aguas juridiccionales locales; presiones que no frenaron el empuje de ser fieles a las ideas del Barón Pierre de Coubertain.
Junto al lema “Nos vemos en Puerto Rico”, la embajada criolla desfiló en la inauguración pocas horas después de haber atracado en el muelle. Estar, a pesar de todo, fue el primer éxito. Muchos llegaron luego en atletismo, polo acuático, voleibol, esgrima y béisbol.
La hazaña del “Cerro Pelado” vio como Enrique Figuerola y Miguelina Cobián enriquecían su historia. El desempeño invicto de los peloteros, la extraordinaria faena de pesistas y luchadores. Aunque fue testigo también de claros despojos. El más sonado ocurrió en el boxeo, donde Roberto Caminero (Chocolatico Pérez) recibió un resultado adverso que consiguió gritos y rechiflas durante varios minutos.
Foto: Radio Angulo |
Mientras los atletas cubanos conquistaban los elogios del
público asistente en cada instalación, la prensa inventaba patrañas, y
elementos antirrevolucionarios realizaban sabotajes durante las presentaciones
de los de la mayor de las Antillas. De ello, no estuvo exento el personal
médico ni los dirigentes. Esta épica actuación se multiplica cuando pensamos en
las agresiones físicas y psicológicas soportadas por la representación.
El segundo lugar por países –solo detrás de México- logrado en San Juan abrió la senda victoriosa que condujo al escaño de honor cuatro años más tarde en Panamá. Resultado mantenido en todos los torneos siguientes a los cuales se ha asistido.
Lejos del fracaso, la actitud de la administración norteamericana recibió una respuesta digna y triunfante. Demostrándose el temple y la convicción de los habitantes de esta porción de tierra. Aunque para los participantes el mejor regalo llegó a pocos kilómetros de las costas antillanas al recibir la visita de Fidel Castro, su saludo y su felicitación.
Foto: Jit |
Cuarenta y ocho años después todos reconocen esta
competencia como imprescindible si se abordan los resultados del movimiento
deportivo revolucionario. Allí sustentamos el derecho de participar en los
juegos regionales, aunque conllevara viajar en barco y luchar contra las
adversidades.
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