Autor: Lázaro Pérez Barcelona
La industria pesquera cubana se
ve imposibilitada de ofertar alimentos marinos al pueblo como consecuencia
directa del bloqueo ejercido por el gobierno estadounidenses contra la nación
caribeña por más de 50 años.
Ella ha sido afectada en todos
sus actividades, ya sean las importaciones y exportaciones, el desarrollo cientÃfico
técnico, los insumos o la infraestructura, por solo citar algunos ejemplos.
Cálculos de especialistas
indican que solo en el año 2013, por
concepto de importaciones,
exportaciones, investigaciones y tecnologÃas, las pérdidas del sector
ascendieron a los tres millones 593 mil 400 dólares.
Bajo condiciones de extremas
dificultades transcurren los avatares de la industria pesquera cubana, y qué
decir de los daños indirectos, como son las compras sin efectuar, los negocios
frustrados, las producciones e investigaciones no materializadas, y la falta de
intercambios y cooperación entre especialistas de ambas naciones.
Si esta industria respira y aún
da señales de vida, se debe ante todo al empeño de resistir el cerco económico,
financiero y comercial, pero el esfuerzo es titánico, los resultados insuficientes
y el gasto económico demasiado elevado.
A pesar de ello, Cuba no espera
milagros ni está cruzada de brazos. Existe algo en los cubanos que el bloqueo, vale
decir, no puede bloquear, y son la voluntad de no rendirse y la disposición de
enfrentar cualquier dificultad por gigantesca que sea.
Si el bloque persiste, Cuba también
persistirá en su firmeza. Una lucha titánica en la que la prepotencia del
imperio sigue perdiendo terreno.
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