
Foto: Boxing Hall of Fame.
Por: Tony Díaz
La polémica sobre el nacimiento de Eligio Sardiñas, Kid Chocolate persiste: ¿1907 o 1910? .La enciclopedia The Ring incluso lo ubica en enero, pero el Cerro, en su Habana querida lo vio nacer en octubre.
Eligio Sardiñas, “Yiyi” para los suyos, fue reinscrito con otra fecha para poder pelear en Nueva York, Estados Unidos. Tenía solo 18 años, pero necesitaba aparentar 21.
La estrategia fue clara: buscar mejores bolsas de dinero y escapar de la miseria. El joven púgil, urgido por la vida, se lanzó al ruedo con hambre de gloria.
Huérfano desde los cinco años, su infancia fue una batalla diaria. Su madre lavaba sin descanso, sus hermanos sobrevivían como podían, y él soñaba con boxear.
Le robó el apodo al hermano y lo superó en talento. Aprendió mirando, creó su estilo, y conquistó dos coronas mundiales que aún brillan en la historia.
Fue el primer campeón mundial cubano del boxeo profesional, uno de los héroes del deporte en la década de los años treinta. Había logrado 100 victorias sin derrotas como amateur.
ganó su primera corona mundial el 15 de julio de 1931 por nocaut en siete asaltos ante Benny Bass, en pelea celebrada en la ciudad de Filadelfia por la corona de las 130 libras.
Conquistó el cinturón pluma el 13 octubre de 1932 en Nueva York derrotando por la vía rápida en 12 rounds a Lew Feldman.
Tuvo en su poder dos fajas de forma simultánea, defendiendo con éxito la corona de las 130 libras en siete ocasiones donde no sufrió derrotas entre julio de 1931 y el 4 de diciembre de 1933. El título de los plumas lo defendió dos veces.
Su récord profesional fue de 135 victorias, 10 derrotas y seis empates. Noqueó a 51 adversarios, y entre sus reveses sólo dos fueron por la vía rápida
Para muchos expertos, el cubano está ubicado entre los 10 mejores peso pluma de todos los tiempos. El veloz estilista cubano fue elegido al Salón de la Fama del Boxeo Mundial en 1959.
Pero el profesionalismo lo golpeó sin piedad. La fama, el desorden y la enfermedad apagaron su luz, aunque nunca su grandeza como símbolo
nacional.