Por: Liliam López Cruz
La quema de basura ha dejado de ser una práctica aislada para convertirse en una señal de alarma ambiental y sanitaria.
Esta actividad, ya habitual, representa una amenaza directa para la salud humana, pues contiene una mezcla tóxica de partículas finas y gases nocivos contaminantes que afectan gravemente a las personas que padecen de enfermedades respiratorias como asma y bronquitis.
Quienes se exponen de manera constante y prolongada al humo, enfrentan riesgos elevados de padecer cáncer y enfermedades cardíacas.
La quema de basura no solo contamina el aire, al liberar gases de efecto invernadero como dióxido de carbono y metano, también contamina el suelo y el agua con cenizas y residuos tóxicos, afectando la salud pública.
Asimismo, conlleva a la proliferación de plagas que transmiten enfermedades al reproducirse sobre los desechos.
A pesar de sus riesgos, la quema de desechos sólidos en zonas urbanas, persiste por deficiencias en la recolección de los residuos, poca cultura sobre los beneficios del reciclaje y poca conciencia ambiental sobre los efectos nocivos que conllevan.
Fortalecer los sistemas constantes de recogida de los desechos para su reducción, reutilización y tratamiento sanitario, así como aplicar sanciones legales a quienes practiquen la quema de basura, son temas pendientes que necesita una solución a corto plazo y urgente para que este fenómeno no se convierta en un problema sanitario - medioambiental grave.