Canto al amor, en un día de verano en La Lisa, Cuba

 

Foto tomada de Internet 

Por: Leonel José Pérez Peña 

No todo lo cotidiano que vivimos hoy es irascible, lacerante, no, he visto nacer y crecer el amor; soy testigo de ello y puedo testificar que el amor nos une y que nos salva, nos falta menos, aunque hayan voces que se encarguen de decir lo contrario.

Vivo sólo, y trabajo enfrentándome a las complejidades del día a día. No tengo gas en mi casa y cuando no hay electricidad, cocinar los alimentos es un verdadero reto. Me levanto a plena madrugada a cocinar y cumplir con mis deberes. Cuando no he podido por alguna razón prepararme mi plato de comida, y en el momento menos esperado -mire vecino, ni es mucho ni bueno, pero es con amor -.

La vida es una bendición y un gran reto; hay que vivirla como se nos presenta, no podemos renunciar ante el primer obstáculo y empezar a verlo todo feo a nuestro alrededor. No la belleza también es una construcción humana, el pensamiento positivo abre puertas y alegra corazones.

Es verdad que tenemos escasez de todo tipo, pero si a ese problema le sumamos genio, mortificación, con ello no resolvemos las carencias y sí nos marchitamos la vida y puede aparecer un incidente indeseado.

Y repito, he visto nacer y crecer el amor en estos tiempos tan difíciles; puedo testificar que en medio de tantas necesidades materiales, apagón incluido, la generosidad y la solidaridad entre vecinos no se ha perdido: compartir lo poco que se tiene es un verdadero acto de amor. Esas son las cosas que nadie entiende de nosotros los cubanos, NO nos rendimos porque el amor nos salva, y ese no lo pueden bloquear los yanquis.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente