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La carrera profesional de Gina Rey ha estado marcada por una profunda preocupación por el hábitat precario y el desarrollo comunitario. Foto: Yaimí Ravelo/Sitio web del periódico Granma. |
Por: María Karla Fernández Mustelier
En el corazón de La Habana, donde el ritmo de la vida cotidiana se entrelaza con la historia y la cultura, se encuentra Gina Rey, una arquitecta urbanista, cuyo compromiso con el desarrollo sostenible y la mejora del hábitat urbano ha dejado una huella imborrable en la ciudad y sus comunidades.
Miembro de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (UNAICC), Gina ha dedicado su vida a transformar la manera en que concebimos y habitamos nuestros entornos urbanos.
Desde su adolescencia, mostró una inclinación por el diseño y la planificación. "Siempre me fascinó cómo los espacios pueden influir en la vida de las personas", recuerda.
Esta pasión la llevó a estudiar arquitectura y urbanismo, campos en los que se destacó rápidamente. Con una sólida formación académica, que incluye un Doctorado en Ciencias Técnicas y un Máster en Ordenamiento Territorial y Urbanismo, Gina se convirtió en una voz respetada en su disciplina.
Su carrera profesional ha estado marcada por una profunda preocupación por el hábitat precario y el desarrollo comunitario. Ha trabajado incansablemente en proyectos que buscan no solo mejorar la infraestructura urbana, sino también empoderar a las comunidades. "El urbanismo no es solo construir edificios; se trata de crear espacios donde las personas puedan vivir dignamente y desarrollar su potencial", afirma con convicción.
Una de sus contribuciones más significativas fue la dirección del Plan Director de La Habana, un ambicioso proyecto que busca revitalizar la capital cubana, preservando su rica herencia cultural mientras se impulsa un desarrollo urbano sostenible. "La Habana es una ciudad con una historia única, y es nuestra responsabilidad cuidar de su patrimonio mientras atendemos las necesidades actuales de sus habitantes", señala Gina.
Su labor no ha pasado desapercibida. Ha sido reconocida con múltiples premios, incluyendo la Distinción por la Cultura Nacional y el Premio Nacional de la Cultura Comunitaria. Igualmente, su quehacer ha sido destacado por el Comité cubano de ONU-Hábitat, lo que subraya su impacto tanto a nivel local como internacional.
De igual forma, ha sido una voz activa en la conservación del patrimonio cultural cubano. Como miembro de la Comisión Nacional de Monumentos, ha laborado incansablemente para asegurar que los edificios y espacios históricos sean preservados y valorizados. Sus publicaciones, como El barrio de Colón, recalificación urbana y desarrollo comunitario y Centro Habana: un futuro sustentable, son testimonio de su compromiso con la investigación y el desarrollo de estrategias que integren la historia con el progreso.
Hoy, Gina Rey sigue siendo una arquitecta de sueños urbanos. Su legado no solo se mide en edificios y planes urbanísticos, sino en las vidas que ha tocado y las comunidades que ha ayudado a florecer. En cada rincón de la ciudad, hay un pedazo de su historia, un recordatorio del poder del urbanismo comprometido con el bienestar social.
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