El artista visual expone Ángeles de Plátanos, su serie más icónica, en la Galería Carmen Montilla, de la parte antigua de la ciudad.
Raphael Díaz expone en la casa Carmen Montilla, en La Habana Vieja, 22 de sus más recientes grabados. Foto: Sergei Montalvo Aróstegui. |
Por: Lissette Martín López
"La Habana está en mi corazón, Cuba es mi vida", me confesó el artista visual cubano Raphael Díaz, quien ha vuelto aquí para mostrarnos la calidez de sus sentimientos como mejor sabe hacerlo: a través de Ángeles de Plátanos, su serie más icónica, que hasta finales de mes podrá ser vista en la Galería Carmen Montilla, de la parte antigua de la ciudad.
Sus ángeles nos llegan ahora en forma de 22 grabados en papel con tinta china, e integran una serie iniciada en 2004 que suma alrededor de tres mil piezas, todas de contenido autobiográfico y simbólico, anteriormente realizadas en óleo y en acuarela.
"Cada propuesta es única", advierte el artista cubano, estadounidense y dominicano, quien anunció que el próximo paso es concebirlas en esculturas, siempre bajo el sello de esos personajes con alas de plátanos que meditan con los ojos cerrados, quizás soñando cómo echar a volar en busca de la esperanza, el amor, la belleza.
En 2018 estuvo invitado por la Casa del Alba Cultural, en el Vedado habanero, que abrió las puertas a sus ángeles en óleo. Ahora llegan en grabados a la casa de Carmen Montilla (calle de los Oficios Número 162, en La Habana Vieja), en una exposición que contó con el auspicio de la Embajada de la República Dominicana en Cuba, representada por el Excelentísimo Señor Jerjes F. Suriel Mota.
A juicio del artista, es un honor presentarlos en Cuba, por ser esta una tierra mundialmente conocida por sus grandes exponentes en esa manifestación, cuyos orígenes se remontan aquí antes del siglo XIX.
Nació en la oriental provincia de Santiago de Cuba hace 58 años; a los tres emigró junto a su madre a República Dominicana. Después lo trasladan a Galicia, España, -la más bella parte de mi vida, pues estaba con mis abuelos- y con ocho años la majestuosa New York lo recibe.
Allí nacen sus primeras experiencias artísticas, tras comprender que pintar podría ser su mejor refugio y un punto de despegue en el vuelo hacia la trascendencia.
Así lo evoca: "Después de muchas horas de trabajar, mi madre llegaba a la casa y me daba algo de dinero para ir a la bodega dominicana del barrio donde vivíamos. Entre las compras no podían faltar los plátanos. De vuelta, los niños me decían: Ahí va el banana boy, y yo seguía mi camino, pues sabía que mi madre los prepararía sabrosísimos".
Cada persona da una interpretación a estas sugerentes obras. Foto: Sergei Montalvo Aróstegui. |
Cada creación es un autorretrato, que trae consigo las experiencias de un inmigrante. Y lo refleja en esos personajes cabizbajos y reflexivos, sobre cuyas espaldas brotan racimos de plátanos, cual peso de las nostalgias, el bulling, las frustraciones y tropiezos que sufre alguien cuando ingresa a una geografía desconocida.
Entonces la sanación le inspira en forma de pinturas, convirtiéndolas a través de su metáfora visual en un homenaje a la identidad del Caribe, a la diáspora dominicana y, por supuesto, a su querida madre.
Ángeles de Plátanos ha llegado desde las salas del Centro Cultural Perelló, en Baní, Santo Domingo, tierra natal del Generalísimo Máximo Gómez, quien luchó por la independencia de Cuba. Desde allí han volado estas obras que crean puentes y fortalecen los históricos lazos de amistad entre ambas naciones.
La serie se ha exhibido en varias ciudades de Europa, Asia, Centroamérica, América del Sur y Estados Unidos. El venidero 4 de julio se exhibirá en Portugal, donde mostrará nuevos grabados y cada uno tendrá un toque de ese país.
Entre las series trabajadas por el artista se encuentran Niños, Ahogado en un vaso de agua, No más, Amantes e Hijo Pródigo.
"Pero el mundo me ha identificado con estos Ángeles de Plátanos y las personas, a su vez, se pueden definir en ellos", considera.
Posee obras en el Museo Nacional de Artistas Afroamericanos de Massachusetts, E.E.UU.; en la Universidad de San Juan, en Puerto Rico; la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial en Ciudad México, en la Universidad de Las Palmas y en el Centro de Iniciativas de La Caja de Canarias, en Gran Canaria, España. Fue nominado a la 29 Bienal de Artes Visuales de Santo Domingo y su obra seleccionada pudo apreciarse en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo, República Dominicana.
Raphael Díaz se formó como psicólogo y profesor, pero siempre ha visualizado en la creación artística el camino más expedito para reinterpretar las esencias de su vida, desde el soporte de sus raíces caribeñas.
Meditando... como sus ángeles. Foto: Sergei Montalvo Aróstegui. |
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