Estadio Latinoamericano en 1959. Foto: Baseball Images.
Por: Jorge Ernesto Angulo Leiva
El día de la Rebeldía Nacional por primera vez se celebraba en libertad, pues apenas unos meses antes los Barbudos de Fidel Castro habían liberado la nación del régimen sanguinario del dictador Fulgencio Batista.
Primero finalizaron un desafío sellado en junio, con sonrisa para los locales. En el segundo acto del programa el veterano lanzador de Grandes Ligas (MLB) Bob Keegan mantuvo ventaja de 3-1 para los visitantes hasta el penúltimo episodio, pero en el noveno empató con un jonrón de dos anotaciones el bateador de poder Borrego Álvarez.
Durante la medianoche, en extrainnings el encuentro resultó detenido, “se apagaron rápidamente las luces del estadio, los proyectores del palco de prensa se enfocaron en una enorme bandera cubana en el jardín central, y se tocó el himno cubano de manera pausada y reverente”, relató el prestigioso historiador de béisbol estadounidense, Peter C. Bjarkman.
De acuerdo con una versión, justo después, y hasta en dos ocasiones, varios asistentes armados en las gradas dispararon con alegría patriótica. Las lesiones leves por proyectiles del coach de tercera de Rochester, Frank Verdi y del campo corto de los Reyes Cubanos del Azúcar, Leonardo Cárdenas, determinaron la suspensión del juego en la entrada 12, con abrazo a cuatro.
Sin embargo, el historiador del béisbol cubano y testigo presencial de los acontecimientos, Ismael Sené, consideró falsas las heridas pues las balas traspasarían las gorras de los lesionados y no los cráneos.
El presidente del circuito competitivo perteneciente al sistema de Triple A, Frank Shaughnessy, reconoció “que todo lo sucedido era consecuencia natural del júbilo reinante en nuestra ciudad en los momentos de llegar al aniversario de una gloriosa fecha”, resaltó un comentario del periódico Revolución el 27 de julio.
Por su parte, el director de deportes, capitán Felipe Guerra Matos, envió un cable a los directivos del Rochester con una disculpa formal y con garantías de seguridad para próximos viajes. En respuesta, el 5 de septiembre el presidente del equipo, Frank Horton, anunció que jamás regresaría a la Mayor de las Antillas y lo secundaron seis clubes.
El 8 de julio de 1960, el Secretario de Estado Christian Herter y el Comisionado de la MLB Ford Frick, en la convención de propietarios de conjuntos de la Liga Internacional, decidieron el traspaso de la novena insular a Jersey City porque “el clima en Cuba ya no es saludable para nuestro pasatiempo nacional”.
A pesar del título de los Kings en la Pequeña Serie Mundial de 1959 ante el Minneapolis Millers, a la isla le robaron el sueño de una franquicia a las puertas de las Ligas Mayores ¡Béisbol de azúcar, traiciones amargas!
Primero finalizaron un desafío sellado en junio, con sonrisa para los locales. En el segundo acto del programa el veterano lanzador de Grandes Ligas (MLB) Bob Keegan mantuvo ventaja de 3-1 para los visitantes hasta el penúltimo episodio, pero en el noveno empató con un jonrón de dos anotaciones el bateador de poder Borrego Álvarez.
Durante la medianoche, en extrainnings el encuentro resultó detenido, “se apagaron rápidamente las luces del estadio, los proyectores del palco de prensa se enfocaron en una enorme bandera cubana en el jardín central, y se tocó el himno cubano de manera pausada y reverente”, relató el prestigioso historiador de béisbol estadounidense, Peter C. Bjarkman.
De acuerdo con una versión, justo después, y hasta en dos ocasiones, varios asistentes armados en las gradas dispararon con alegría patriótica. Las lesiones leves por proyectiles del coach de tercera de Rochester, Frank Verdi y del campo corto de los Reyes Cubanos del Azúcar, Leonardo Cárdenas, determinaron la suspensión del juego en la entrada 12, con abrazo a cuatro.
Sin embargo, el historiador del béisbol cubano y testigo presencial de los acontecimientos, Ismael Sené, consideró falsas las heridas pues las balas traspasarían las gorras de los lesionados y no los cráneos.
El presidente del circuito competitivo perteneciente al sistema de Triple A, Frank Shaughnessy, reconoció “que todo lo sucedido era consecuencia natural del júbilo reinante en nuestra ciudad en los momentos de llegar al aniversario de una gloriosa fecha”, resaltó un comentario del periódico Revolución el 27 de julio.
Por su parte, el director de deportes, capitán Felipe Guerra Matos, envió un cable a los directivos del Rochester con una disculpa formal y con garantías de seguridad para próximos viajes. En respuesta, el 5 de septiembre el presidente del equipo, Frank Horton, anunció que jamás regresaría a la Mayor de las Antillas y lo secundaron seis clubes.
El 8 de julio de 1960, el Secretario de Estado Christian Herter y el Comisionado de la MLB Ford Frick, en la convención de propietarios de conjuntos de la Liga Internacional, decidieron el traspaso de la novena insular a Jersey City porque “el clima en Cuba ya no es saludable para nuestro pasatiempo nacional”.
A pesar del título de los Kings en la Pequeña Serie Mundial de 1959 ante el Minneapolis Millers, a la isla le robaron el sueño de una franquicia a las puertas de las Ligas Mayores ¡Béisbol de azúcar, traiciones amargas!
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