Louganis: están lanzando ángeles y cisnes al agua

Greg Louganis, excepcional atleta de clavados. Foto: Perarnau Magazine.

Por: Víctor Joaquín Ortega


“Desde lo alto del trampolín están tirando estatuas al mar. Ahora ha volado la estatua de un cisne hecho hombre. Ahora se ha caído la estatua de un ángel con las albas abiertas. Y ahora, se lanzó la estatua de un remolino”. 

Así describió Pablo de la Torriente Brau la actuación de los clavadistas cubanos Pérez Alderete y Mariscal en La Habana 1930. Estas líneas forman parte del escrito Las Olimpiadas Centroamericanas, publicados en Revista de La Habana.

El asma maltrataba demasiado al muchacho. Los Louganis, sus padres adoptivos, Peter y France, de San Diego, lo condujeron a practicar gimnasia para contrarrestar el mal. No se equivocaron: fue la medicina apropiada para restablecerlo.

Greg, nacido en cuna pobre estadounidense, de padre samoano y madre de origen nórdico, el 29 de enero de 1960, ascendió de un romance con el deporte a la pasión por él.

Cambió de disciplina y sus experiencias las elevó al clavado para suerte de él y del mundo. Sería el mejor en la lid de la plataforma y el trampolín de todos los tiempos. Su sensibilidad, sus dones creadores, permitieron elevar aún más lo artístico de esta disciplina. Contaba con otras armas de semejante trascendencia: valentía, voluntad, entrega. Sus biógrafos lo aseguran: entrenaba siete horas diarias de lunes a domingo sin respetar fiestas ni jornadas feriadas.

De adolescente inició su marcha fascinante: subtítulo en plataforma en Montreal 1976. Debió derrotar primero a graves lesiones y el ataque de la mononucliosis. No era un llamado, era un escogido. El boicot a Moscú 1980 le birló sus dos primeras preseas áureas. Estaba por encima del destacado Klaus Dibiasi. Klaus era un sobresaliente clavadista, pero Greg un genio.

En Los Ángeles 1984 y Seúl 1988 se impuso en las dos modalidades. Tan importante como sus triunfos fue la manera de lograrlos: creatividad en alza y a pesar de diversas laceraciones casi siempre. Muy competitivo, en su hoja de servicio están también las siguientes coronas: la de plataforma del mundial de 1978 y las de las dos especialidades en los Mundiales de 1982 y 1986 y las de los Juegos Panamericanos de 1979, 1983 y 1987.

Trono del coraje en la magna liza de Seúl: al darse con el trampolín en una práctica, la lesión requirió cinco puntos. Se mantuvo en la batalla: ninguno pudo superarlo. Retirado en 1988, confesó que tenía el VIH hacía varios años.

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