Foto: Programa Amanecer Deportivo.
Por: Víctor Joaquín Ortega
Tal vez por eso me vino a la mente, hermano, la imagen de lo celestial por el verso del poeta Juan Gelman acerca de que las vírgenes no virgan y los funcionarios no funcionan… Hay que hacerlos funcionar, caraj…
Lo de la broma se debe a que, en medio de tus noticias y reflexiones durante el espacio, varios de tus compañeros “bromearon”” de lo lindo, mientras te conducían a narrar “la aventura del tortazo recibido” sin dejar de curarte y contener la sangre. Chistes, risa, carcajadas, usted cumpliendo con el deber y para un revolucionario eso agrega sacrificios. Lo eres. Esa jarana sana es cubanía, jamás cubaneo, nunca relajo.
José Martí nos enseñó que el lamento es de ruines. En nuestro país el humor hermoso y honesto es un arma del pueblo para vencer tristezas, decir verdades, unirnos. robustecernos. Lo ensucia y se ensucia quien lo use para la perversidad. Quería unirme a ese sano bromear con chistes y opiniones; en fin, entrar en el ruedo. No pudo ser; no los encontré. Después me dije: lo llamo mañana. Lo fui dejando, pasaron días, semanas meses y yo enfrascado en escribir: tengo tanto que decir aún y no me queda mucho tiempo.
De pronto, el 5 de mayo el canal televisivo Tele Rebelde informa sobre tu fallecimiento. Triste sorpresa. Maldigo mi olvido con palabras fuertes. Pero no debo atarme al dolor. Que todos sepan lo que este veterano aprendió de ti, más allá de tesis y teorías sobre todo con lo más importante: desde tu ejemplo.
Siempre demostraste bondad, firmeza, lejanía de ser un alabardero. Amabas las lides del músculo, el periodismo noticioso y de pensamiento sobre la esfera, la capital cubana, el béisbol, sus equipos, tu barriada, la emisora COCO. Con hechos por encima de las frases. Para querer a la humanidad y la patria hay que comenzar por entregar el alma a las pequeñas cosas que las hacen grande y repudiar enfrentando a los sinvergüenzas que las muerden. Esa posición atrae enemigos, entre ellos a los neutrales, a los que optan por callar y cantar loas por aquí y por allá.
Recuerdo también que te insté a enviar varios de tus buenos trabajos a los concursos, especialmente al José González Barrios, dedicado a profesionales de la comunicación deportiva. Hubo quien no te los aceptó, porque no eras universitario. Tampoco lo fue González Barros… Hay quien ha tenido la dicha de cursar ese nivel, hasta ostentan galardones e ignoran su significado. En lugar de ofrecerles refulgencia, los opacan. Además, no se trata de negar el peso de los altos estudios en un profesional, mas lo que natura no da, Salamanca no otorga.
No sería el único trastazo que recibiste. Incluso algunos intentaron despreciarte. No pocos están lejos de la Mayor de las Antillas. Más allá de los kilómetros, en lo espiritual. La vida decanta. Incólume en tu firmeza conocías esta visión martiana: “Pues si hay miserias y pequeñeces en la tierra propia, desertarlas es simplemente una infamia, y la verdadera superioridad no consiste en huir de ellas, ¡sino en ponerse a vencerlas!
Te mantendré presente en mi labor y trataré de batallar para que los nuevos valores de la profesión sean sinceros y laboriosos, profundos y tan firmes como tú.
Lo de la broma se debe a que, en medio de tus noticias y reflexiones durante el espacio, varios de tus compañeros “bromearon”” de lo lindo, mientras te conducían a narrar “la aventura del tortazo recibido” sin dejar de curarte y contener la sangre. Chistes, risa, carcajadas, usted cumpliendo con el deber y para un revolucionario eso agrega sacrificios. Lo eres. Esa jarana sana es cubanía, jamás cubaneo, nunca relajo.
José Martí nos enseñó que el lamento es de ruines. En nuestro país el humor hermoso y honesto es un arma del pueblo para vencer tristezas, decir verdades, unirnos. robustecernos. Lo ensucia y se ensucia quien lo use para la perversidad. Quería unirme a ese sano bromear con chistes y opiniones; en fin, entrar en el ruedo. No pudo ser; no los encontré. Después me dije: lo llamo mañana. Lo fui dejando, pasaron días, semanas meses y yo enfrascado en escribir: tengo tanto que decir aún y no me queda mucho tiempo.
De pronto, el 5 de mayo el canal televisivo Tele Rebelde informa sobre tu fallecimiento. Triste sorpresa. Maldigo mi olvido con palabras fuertes. Pero no debo atarme al dolor. Que todos sepan lo que este veterano aprendió de ti, más allá de tesis y teorías sobre todo con lo más importante: desde tu ejemplo.
Siempre demostraste bondad, firmeza, lejanía de ser un alabardero. Amabas las lides del músculo, el periodismo noticioso y de pensamiento sobre la esfera, la capital cubana, el béisbol, sus equipos, tu barriada, la emisora COCO. Con hechos por encima de las frases. Para querer a la humanidad y la patria hay que comenzar por entregar el alma a las pequeñas cosas que las hacen grande y repudiar enfrentando a los sinvergüenzas que las muerden. Esa posición atrae enemigos, entre ellos a los neutrales, a los que optan por callar y cantar loas por aquí y por allá.
Recuerdo también que te insté a enviar varios de tus buenos trabajos a los concursos, especialmente al José González Barrios, dedicado a profesionales de la comunicación deportiva. Hubo quien no te los aceptó, porque no eras universitario. Tampoco lo fue González Barros… Hay quien ha tenido la dicha de cursar ese nivel, hasta ostentan galardones e ignoran su significado. En lugar de ofrecerles refulgencia, los opacan. Además, no se trata de negar el peso de los altos estudios en un profesional, mas lo que natura no da, Salamanca no otorga.
No sería el único trastazo que recibiste. Incluso algunos intentaron despreciarte. No pocos están lejos de la Mayor de las Antillas. Más allá de los kilómetros, en lo espiritual. La vida decanta. Incólume en tu firmeza conocías esta visión martiana: “Pues si hay miserias y pequeñeces en la tierra propia, desertarlas es simplemente una infamia, y la verdadera superioridad no consiste en huir de ellas, ¡sino en ponerse a vencerlas!
Te mantendré presente en mi labor y trataré de batallar para que los nuevos valores de la profesión sean sinceros y laboriosos, profundos y tan firmes como tú.
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