Chukarin, de un campo de concentración nazi a campeón olímpico

Foto: Olympics.

Por: Víctor Joaquín Ortega

El soldado soviético Víktor ChukarinVíktor Chukarin dispara varias veces su fusil contra las huestes hitlerianas. Hasta la última bala, así... Varios plomos muerden su cuerpo. Desmayo. Cuando despierta, manando abundante sangre, es un prisionero.

Junto a otros camaradas lo conducen, casi arrastrándolo, a un campo de concentración. Año 1944. La Segunda Guerra Mundial continúa desgarrando el planeta. Al joven no lo llevan al exterminio rápido. Lo hacen laborar duro, con una alimentación antihumana. Poco a poco lo están matando.

Al menos ha sobrevivido. Lo cambian varias veces de campo. En el último, de pronto, estampida. Los rumores de la debacle nazi son ciertos. Los guardias suben a los presos a varios camiones. Los desmotan. Hacia las embarcaciones, que son cuatro muy llenas. Quedarán vacías. Más bien, desaparecerán junto a su carga. A cañonazos el enemigo las hunde. Ese fin sufre la primera, la segunda, la tercera... No les queda tiempo a los asesinos para concluir su tarea. Huyen.

Los de la cuarta nave se salvan. Víctor entre ellos. Cuando retorna al hogar, ni siquiera la madre lo reconoció inicialmente. A reponerse, a estudiar, a trabajar. Otra vez se bate fuerte su generación, edificada a sacrificios. En su caso, le llega una pasión al nivel del interés por las muchachas. Será su novia eterna. Y se le puede ver, en cuanto puede, abrazándola, besándola, adorándola, en el caballo de saltos, las anillas, los ejercicios en el suelo. Hasta que se convierte en uno de los gimnastas más sobresalientes de su país.

Helsinki 1952. Debuta la Unión Soviética en el magno clásico. Víctor Chukarin vuela. Doma al potro. Con 19.20 puntos obtiene el cetro. También medallas de oro en el caballo con arzones (19.50), plata en anillas (19.55) y paralelas (19.60). Es el más completo al acumular 115.70 y añade la corona por equipos y la de los ejercicios combinados. Se convierte en uno de los más extraordinarios atletas de la justa.

Observe a su compatriota Grant Shagynean maravillando con las anillas. Demuestra ser el mejor del mundo en la especialidad. Lo califican con 19.75. En individuales, segundo: 114.95; logra también los cetros colectivos ya mencionados y la plata en el caballo con arzones: 19.40, prueba donde alcanzó lo mismo su compatriota Yevgeny Korolkov, sexto en la lid personal (113.35.). Su coequipero Valentín Muratov terminó cuarto: 113.70. Contendiente bronceado fue el suizo Josef Stalder (114.75.). No soslayemos al soviético Dimitry Leonkin, bronce con los aros con 19.40.

Shagynean combatió al enemigo de la humanidad desde las filas del Ejército Rojo. Sufrió varias heridas en los enfrentamientos. La metralla dejó recuerdos en su pierna derecha. Después de la derrota fascista, se ayudaba a caminar con un bastón. Debió ser sometido a varias operaciones. Como fármaco le recetaron practicar deportes. Prefirió la gimnástica. No solo pudo eliminar el uso del bastón: han visto cómo brilló en la justa de Finlandia.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente