Proezas olímpicas, vengan

Giuseppe Gentile. Foto tomada del sitio web SportHistoria.

Por: Víctor Joaquín Ortega

Proezas y más proezas. Lirismo y epopeya en todos los Juegos Olímpicos. Hasta para llegar a la sede de turno. No nos atemos a las estadísticas. Tampoco a las victorias. Hacia la esencia de las medallas. Sacrificio, amor, inteligencia… Que vengan las hazañas.

Cóctel de plusmarcas. México 1968. El triplesaltista italiano Giuseppe Gentile rompió el récord mundial de la especialidad en las eliminatorias al lograr 17.10 metros. Con eso avisa que está en condiciones magníficas para ascender al primer puesto. En la final se mejora a sí mismo: 17.22.

Le toca el turno al soviético Víctor Sanéiev. Vuela. Aterriza. A medir. ¿Qué es esto? Llega a 17.23. El brasileño Nelson Prudencio no se amedrenta. Ha venido muy dispuesto a conseguir el premio principal. Dinamita en su último salto: 17.27. Ahí viene el de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en su última oportunidad. Vamos a ver. ¡17,39! Amigos y amigas, cóctel de marcas del orbe en la prueba.

Hemos sido testigos de la conquista de la primera medalla de oro olímpica por quien es, para mí, el mejor de todos los tiempos en el triple salto. Reitera el triunfo en Munich 1972 (17.35) y Montreal 1976 (17.29). Lo vi contender en Moscú 1980. Iba hacia su cuarta máxima joya, pero su coterráneo Jack Uudmae sorprendió; lo envió al lugar plateado 17.35 por 17.24. En la entrevista -a él fue a quien fui a buscar- me señaló: "No siempre se puede ganar y Jack posee gran calidad, además de su ímpetu juvenil".

Nelson Prudencio. Foto tomada del sitio web SportHistoria.

Con el hombre más fuerte de Moscú 1980.
 Sultan Rachmanov se acaba de proclamar el forzudo mayor de la edición olímpica 22, albergada por la capital soviética. Después de la premiación me fijo en su ligera cojera. Al principio creí que se debía a una lesión sufrida recientemente, aun en el propio torneo. Y no me di cuenta…, me cuestiono. Un traductor me aclara: se debe a un accidente durante su adolescencia.

En sus palabras a la prensa, después de declarar que se había preparado con esmero para cumplir sus anhelos de ser el campeón de la división superpesada, le esclarece a un reportero lo que ya sabía: "Es una vieja lesión. Era un muchacho muy travieso y, una tarde, gané una peligrosa competencia, la de encaramarse en un tren de carga que había comenzado a andar. Al desmontarme caí mal. Por eso, gané también esta lesión y ligeras secuelas acompañantes para toda la vida".

Asegura que no se acomplejó. "Dispuesto a fortalecerme hasta más allá del físico, lo logré sobre todo con la práctica del levantamiento de pesas en primer lugar". En Moscú 1980 lo demostró.

La magia del tango en la carrera de maratón. ¡Milagro! Juan Carlos Zabala, maestro de pocos ingresos en su Argentina natal, está en Los Ángeles 1932 para batirse en la la lid de maratón. Veinte años de edad y unos deseos de correr, correr, correr… y alcanzar la gloria para su patria. Le va a costar mucho trabajo llevar su anhelo a la realidad. Hay cada rival, son pocos los flojos, aunque la ausencia de Paavo Nurmi, descalificado injustamente por profesional, según el Comité Olímpico Internacional, abrió brecha pata todos los participantes.

Juan Carlos Zabala. Foto tomada del sitio web El Gráfico.

Han salido a luchar los 20 contendientes. Han salido a luchar tantos sueños. Las zancadas del tiempo. Las zancadas de estos hombres. ¿Quién es ese pequeño fondista que está al frente? Se preguntan, más o menos usando estas palabras, los favoritos: el británico San Ferris, el escocés Duncan Wright, los fineses Ainas Toivonen y Lauri Virtanen que desean vengar a Paavo, el japonés Seichiro Tsuda y su compatriota Kim. Amigas y amigos, el tango lleva la voz cantante, debido a un corredor de cuerpo nada asombroso, quien por poco sería ausencia por falta de recursos y, ahora, su gorra blanca brilla en la delantera. Gracias a los rayos de Sol que ninguna gracia hacen a los competidores europeos especialmente.

Mitad de la distancia ¿Qué le pasa el gaucho? Está cediendo. Duncan aprovecha y en el kilómetro 36 se sitúa al frente. No pasa mucho y paga a esa escapada a destiempo. Su paso débil lo baja al cuarto sitio: ahí es donde quedará, seguido en este orden por Tsuda y Kim. A los 32 había abandonado Virtanen.

¡Cuidado Juan, Ferris y el finés restante se lanzan en tu persecución con todo! A este la osadía le cuesta; será el hombre de bronce. Ferris aprieta el acelerador. Está muy cerca. En vano el esfuerzo postrero; queda a 19 segundos del título. Venció el argentino Juan Carlos Zabala, el primero de la América de Simón Bolívar y José Martí que entra en el dorado olímpico del deporte rey.

YER

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