Historias olímpicas: lo improbable convertido en hazaña (Parte II y Final)

Dara Torres, nadadora estadounidense. Foto: 20min.es.

Por: Víctor Joaquín Ortega


Como contamos en la primera parte de este texto, en el entorno olímpico son muchas las historias donde lo aparente improbable en posible.

“Una ondina atrevida…!

La nadadora de Estados Unidos, Dara Torres, con 41 años, es una de las grandes osadas en Beijing 2008. A su edad compite con rivales que pueden ser sus hijas, como cuando ella debutó en el olimpismo en Los Ángeles 1984, con 17 años. Entonces le faltaba experiencia.

Ahora en la piscina de la lid acogida por la República Popular China es una de sus armas, sin embargo, el ímpetu juvenil no se adquiere en farmacias ni en bodegas

Vaya, esas brazadas, ese uso de las piernas… La veterana está en muy buena forma. Finalmente, conquista tres preseas plateadas y en los 50 estilo libre le baja 50 centésimas al tiempo en que los recorrió en Sydney 2000. Cosecha linda la de esta norteamericana: cuatro de oro, tres de plata y cuatro de bronce.

Percy Williams. Foto: Athletics Canada.

De camarero a campeón

Un desconocido, apoyado por la gastronomía, fue el mejor velocista de Ámsterdam 1928. Se encuentra fácil en las estadísticas de los XIX Juegos Olímpicos al revisar las pruebas de 100 y 200 metros planos.

Preseas de oro mal cuello de Percy Williams, de Canadá, con 10.8 y 21.9 segundos. El historiador cubano José Elías Bermúdez no se limitó a esa frialdad: investigó, encontró y luego manifestó lo esencial de aquella victoria. Lean el párrafo de su autoría a continuación.

“Este atleta, totalmente desconocido, para poder ir a Toronto, donde se efectuaban las pruebas clasificatorias para los Juegos, necesitó trabajar de camarero durante semanas, pues no tenía dinero para el viaje. Después de su doble triunfo, se convirtió en una personalidad al ser nombrado ciudadano honorario de la ciudad de Toronto”.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente