Negocio de barrio al servicio de las familias

Foto tomada del blog Cuba y economía.

Por: Leonel José Pérez Peña

Hoy retomo una idea desarrollada en los primeros días de este año en el comentario Las claves para salvaguardar la Patria, la Revolución y el Socialismo, relacionada con lo que nos corresponde hacer a cada uno de nosotros ahora, en medio de las actuales complejidades económicas que vive Cuba.

Para comenzar, comparto lo publicado recientemente por el portal Cubadebate, relacionado con la Resolución del Ministro de Finanzas y Precios, que establece la bonificación en el pago del impuesto aduanero a las importaciones de materias primas, insumos y bienes intermedios, con destino a procesos productivos, con especial enfoque hacia la producción de alimentos y la producción agropecuaria, consistente en la reducción de su tipo impositivo en un 50 por ciento (%).

Desde luego, esta medida forma parte del plan de acciones anunciadas por el Gobierno cubano para corregir deformaciones de nuestra economía y reimpulsar su desarrollo en 2024.

El primer ministro de la Isla, Manuel Marrero Cruz, ya había declarado en la Asamblea Nacional del Poder Popular que a partir del 2024 entraría en vigor, para todos los actores económicos, una rebaja del 50 % del pago de aranceles de importación de materias primas y bienes intermedios, con especial énfasis en la producción agropecuaria y de otros alimentos.

Y, por consiguiente, se incrementarán las tasas a las tarifas arancelarias a la importación de algunos productos listos para la venta, como tabacos, cigarros, rones, cervezas y otros, de los que hay producciones en el país. Esta es una medida que protege la industria y la manufactura nacional, a la vez que evita lo que he criticado antes: los nuevos actores económicos no deben seguir contaminando a nuestros barrios de confituras y bebidas alcohólicas.

No es que pretenda, con este criterio, que  renunciemos a brindar con un brandi, coñac o el universal martini; se trata ahora de que el Gobierno, para favorecer la producción nacional, dispone rebajar hasta el 50 % del pago de aranceles a las importaciones de materias primas y bienes intermedios para estimular el servicio del sector productivo y alcanzar el añorado nivel de producción de bienes y servicios que satisfagan la demanda en el archipiélago antillano y cree rubros exportables.

Sin perder de vista que estamos en medio de una economía de guerra y todas las fuerzas deben estar en el frente de combate, por tanto, esta es la hora de retomar con vigor la agricultura y la industria nacional. Ese es el ánimo de la Resolución del Ministro de Finanzas y Precios, la que procura, con especial enfoque, la producción de alimentos y la agropecuaria.

No es una estocada a los pequeños negocios que florecen en los barrios, todo lo contrario, ellos deben adecuarse y reorientar su gestión, en pos de satisfacer las necesidades de sus clientes, que es la familia cubana.

¿Por qué vender cervezas a cualquier hora del día o la noche y no invertir en insumos para ofertarle a las familias, digamos, el necesario desayuno a partir de la tradicional cultura culinaria cubana?

Foto tomada del sitio web del periódico Invasor.

Es cierto, hay que volver al campo como en otras etapas de nuestras vidas para sembrar, cultivar y cosechar lo que necesitamos en nuestras mesas, y también para esos negocios que hoy tienen en las confituras extranjeras su principal oferta y por los elevados costos que tendrá adquirirlos, será un lujo.

Estos negocios deben tener presente la máxima que dice que en medio de las dificultades hay que identificar posibilidades, por lo que reorientarse y enfocarse en darle solución a las necesidades de las familias es la palabra de orden y encontrar ofertas que permitirán el rescate de muchos productos que ya los más jóvenes no conocen y que forman parte de nuestra identidad cultural.

YER

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