La fuerza del arte y la pasión: 37 años de la AHS

Foto tomada de la red social X.

Por: Yasel Toledo Garnache

La Asociación Hermanos Saíz (AHS) tiene el reto de ser eternamente joven, como una familia grande que se renueva de manera constante, fiel a su espíritu más allá del arte, con luces y herejías, sueños y ambiciones en el afán que tiene cada generación de construir su impronta.

Actualmente tiene más de dos mil 500 miembros a lo largo de toda Cuba: escritores, actores, dramaturgos, investigadores, músicos, promotores, artistas visuales, realizadores, periodistas, promotores… unidos por el amor a la creación.

Cuenta con una amplia plataforma de promoción, becas y premios, eventos y jornadas de programación, todo lo cual favorece su protagonismo indiscutible dentro de la sociedad cubana, pero los desafíos también se actualizan y hasta crecen. Navegamos en un mar de retos, donde es importante conocer los inicios, la épica de una vanguardia que siempre deberá ser consecuente con sus esencias.

Génesis

El nacimiento oficial de la AHS ocurrió en 1986 en un encuentro nacional entre representantes del Movimiento de la Nueva Trova y las brigadas Raúl Gómez García y Hermanos Saíz. Solíamos imaginar ese intercambio como difícil, lleno de diferencias y tremendismos, porque para muchos no debía ser fácil aquella integración, que significaba perder el nombre de organizaciones con historias propias y prestigio indiscutible, como el Movimiento de la Nueva Trova, reconocido a nivel internacional.

Varios participantes nos han expresado que todo fluyó bastante bien, aunque, hubo, por supuesto, polémica. Muchos coinciden en que un elemento aglutinador fue la elección como presidente del pianista Víctor Rodríguez, quien había obtenido hacía poco el Premio Tchaikovski, uno de los más importantes a nivel mundial, y resaltaba además por sus ideas y criterios, como alguien capaz de representar verdaderamente a todos.

Los orígenes radican más atrás. Tal vez en aquellos hermanos poetas, Luis y Sergio Saíz Montes de Oca, que fueron asesinados el 13 de agosto de 1957, con apenas 17 y 18 años de edad en el poblado de San Juan y Martínez. Ahí están sus versos y artículos, sus ejemplos de vida, como amantes de la literatura, el arte y Cuba.

Poco después de los encuentros de Fidel Castro Ruz con escritores y artistas en junio de 1961, recordados como Palabras a los intelectuales, fue creado el Grupo Hermanos Saíz (GHS), con el impulso de la Uniónde Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

Durante una conversación en el Pabellón Cuba, el escritor Norberto Codina nos dijo que el 15 de mayo de 1962 La Gaceta de Cuba publicó una nota referida a ese Grupo. A continuación, compartimos un fragmento:

La Unión de Escritores y Artistas de Cuba se halla organizando el Grupo Hermanos Saíz, en cuyas realizaciones tiene fundadas esperanzas. Tratase de una organización colateral de la UNEAC que será integrada por aquellos escritores y artistas que, por su juventud o por causas diversas que no son ajenas a la condición semicolonial de la Cuba prerrevolucionaria, no han podido todavía desarrollar una profesionalidad literaria o artística; a pesar de lo cual no creemos que deben hallarse alejados de nuestra UNEAC.

Integrarán pues este Grupo, en cierta forma, candidatos a miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. No se trata, por lo tanto, de un organismo necesariamente juvenil, como ha sido interpretado por algunos: en él deben encontrarse cuantos, aun sin una obra suficientemente madura como para ya ser miembros de la UNEAC, han dado pruebas de cierta calidad en su trabajo. Confiamos en que de este Grupo Hermanos Saíz habrán de salir los futuros grandes creadores de nuestra patria socialista. Invitamos a los creadores que así lo deseen a solicitar su ingreso en este Grupo, en el local de la UNEAC, Calles H y 17, El Vedado.

Entre los protagonistas de aquellos momentos iniciales estaban Rafael Escobar Linares, Sigifredo Álvarez Conesa, Rolen Hernández, Iván Gerardo Campanioni, Froilán Escobar, Guillermo Rodríguez Rivera, Wichy Nogueras, Helio Orovio y Manolito Ballagas.

Agrega Codina que “aquello funcionó durante algún tiempo, pero desapareció por inercia. Años después, en septiembre de 1971, fue retomado, pero se cambió su nombre a Brigada Hermanos Saíz”.

A solicitud de Nicolás Guillén, el poeta Sigifredo Álvarez Conesa se desempeñó como una especie de coordinador, y realizaban encuentros cada sábado: “Lo hacíamos como aficionados a la literatura, no era obligatorio ser miembro para participar, pero desde aquel momento los integrantes de la brigada eran seleccionados a partir de su obra.”

Añade que al principio todos eran de Literatura, pero luego se sumaron artistas visuales como Nelson Domínguez y Eduardo Roca (Choco), y más tarde de otras manifestaciones.

“Aquellas tertulias de los sábados en la casona de H y 17, las que frecuenté casi ininterrumpidamente hasta finales de los años 70, me permitieron conocer y ,en muchos casos, establecer una amistad perdurable, con toda una galería de escritores en ciernes y de figuras ya establecidas de nuestras letras, como Eliseo Diego, Félix Pita Rodríguez, Onelio Jorge Cardoso, Roberto Branly, Miguel Collazo, Guillermo Prieto, Gustavo Eguren, Luis Marré, Roberto Fernández Retamar, Fayad Jamís, y los hermanos Francisco y Pedro de Oraá”, manifiesta.

“Las reuniones tenían como animador principal a Sigifredo, recordado amigo. Y junto a él, en la promoción de esa convocatoria literaria estuvieron, entre otros, el entonces conocido poeta Adolfo Suárez, y alguien que se iniciaba en esas lides, Osvaldo Fundora, cuya dedicación en esta etapa inicial es incuestionable.

“Aquellos intercambios fueron el espacio natural para dar a conocer varios de mis primeros textos, y a la vez escuchar los de mis compañeros de generación. Asistíamos además a talleres inolvidables, protagonizados por escritores destacados, como el propio Eliseo, cuyo conocimiento y amistad fue para mí tan importante como su poesía, y una evocación que siempre me acompaña; y el chileno Gonzalo Rojas, quien nos impartió un seminario de poesía que incluía filias y fobias. Entre las primeras, los surrealistas y su admirado Rubén Darío”.

Han pasado varias décadas, pero en su mente permanecen muchos momentos en forma de recuerdos. Algunos de aquellos poetas, narradores, ensayistas, periodistas, promotores… son figuras sobresalientes. “Aquel era el ardor original de esa perturbadora inquietud que tiene cualquier adolescente, cualquier joven, de volcar sus irreverencias en la escritura; pero indiscutiblemente la convocatoria de vernos allí fue un evento importante que hizo que un joven de veinte años se decidiera a asumir como algo natural el ejercicio de la literatura”.

Todo ocurría en un contexto complicado, un período denominado por muchos como “Quinquenio Gris” o hasta “Decenio Negro”. Así se refiere a esa época el crítico y periodista Pedro de la Hoz, uno de los protagonistas:

[ …] Los jóvenes que entonces llegamos a pertenecer a la Brigada, lo hicimos en medio de los rescoldos todavía ígneos de un proceso traumático: la secuela del caso Padilla, los contraproducentes resultados del Congreso Nacional de Educación y Cultura, el anquilosamiento del Consejo Nacional de Cultura, una nueva ola de depuraciones en los predios de la universidad habanera y las arremetidas de El Caimán Barbudo contra todo lo que consideraba «diversionismo ideológico» en la que lo mismo clasificaba el volumen de cuentos del Chino Heras, Los pasos sobre la hierba, que las indagaciones martianas de Iván Schulman y Manuel Pedro González.

[…] Sábado tras sábado sesionaba el taller literario de la Brigada en la sede de la UNEAC. No era un taller al uso, en el que todo el que llegaba mostraba sus creaciones para una discusión abierta y punto. Cada uno de los brigadistas entregaba con antelación un manojo de poemas o dos o tres cuentos — llegado el caso también escenas de alguna obra teatral — a un «tutor» (un escritor con kilometraje recorrido), que las desmenuzaba en la sesión sabatina en un ejercicio de análisis que rebasaba las márgenes del texto.

[…] Si no llegué a ser el poeta que hubiera querido ser, les debo e ellos y a todos la preparación conceptual, el crecimiento intelectual y el aguzamiento del sentido crítico que me han acompañado, pienso yo, en el ejercicio de otros campos de la escritura. Creo desde entonces que el periodismo, sí es, tiene que ser también literatura).

Codina agrega que, para muchos de ellos, el “Decenio” tuvo luces, porque en esos jardines de la UNEAC coincidieron con escritores cubanos de valía. “Estoy evocando un momento en que, como es sabido, un grupo de destacados autores que nos habían antecedido no estaban siendo publicados y, sin embargo, muchos de ellos seguían interactuando con esta promoción de jóvenes. Es decir, tuvimos un diálogo ejemplar.

“Y en muchos casos, aunque parezca paradójico, conocimos primero a la persona que a su obra, lo que incentivó nuestra avidez de lectores. Buscábamos — esto fue realmente una experiencia generacional — los libros prohibidos, «malditos», o simplemente olvidados. Nos fuimos acercando a todo lo humanamente leíble, devorando los libros de poesía cubana y de poesía latinoamericana, de poesía universal, y cuento, novela, ensayo, todo la que teníamos al alcance y más allá.

“La Editorial Casa de las Américas indiscutiblemente iluminaba áreas importantes de la poesía latinoamericana y de la generación que nos antecedía. Perseguíamos los libros que en esos momentos eran considerados incluso tabú y habían desaparecido de las librerías habaneras, lo cual asumíamos en términos de desafío y de actitud contestaría frente a las circunstancias creadas por un discurso dogmático, prejuiciado, de marginación de importantes escritores cubanos.

Promediábamos 20 años, algunos todavía eran adolescentes, pero sentíamos el deseo ineludible de acercarnos a lo mejor de la poesía cubana, no solo los clásicos, sino de la que estaba emergiendo de aquella candente actualidad.

“Para ilustrar eso rememora los libros de Lina de Feria y Wichy Nogueras, que fueron los primeros premios David; la fotocopia muy manoseada que alguien facilitó de Lenguaje de mudos (del hoy Maestro de Juventudes holguinero Delfín Prats), mientras otro libro que circuló entre nosotros, ora fragmentariamente en una antología, ora completo a través de manuscritos fue El libro rojo, de Guillermo Rodríguez Rivera. Estas eran lecturas que compartíamos entre todo ese grupo. Tal vez ofrezca una idea del «espíritu de la época» que allí nos animaba”.

Entrar a la brigada daba derecho a una lectura, con un escritor reconocido como acompañante, y por ahí pasaron por ejemplo Roberto Fernández Retamar, Félix Pita Rodríguez, Fayad Jamís… “Pedro de Oraá fue mi acompañante. En ese grupo inicial estaban otros como Bladimir Zamora, Fredy Artiles, Pedro de la Hoz, Arturo Arango, Alex Fleites, Pablo Belde. También estaban otros latinoamericanos exiliados en Cuba. Posteriormente se incorporaron algunos como Carlos Martí, Víctor Rodríguez Núñez, Reina María Rodríguez.

En 1974, se creó el primer Ejecutivo Nacional de la Brigada, presidido por Orlando Navarro. En esa etapa adquiere verdaderamente carácter nacional, con presencia en todas las provincias y apoyo de la Unión de Jóvenes Comunistas. Luego, en 1978, con representaciones de todo el país se hace el primer activo nacional de la Brigada, en la Escuela de Cuadros de la UJC. Ahí Omar González se convirtió en el primer presidente electo.

Lo anterior fue sin elecciones, según nos comenta Codina y confirman otros miembros de la Brigada de entonces. Poco a poco, se fueron sumando creadores de todas las manifestaciones. Otros presidentes nacionales de esa organización fueron el pintor Roberto Fabelo y el escritor Carlos Martí.

El Movimiento de la Nueva Trova había sido creado de manera oficial en diciembre de 1972 en la ciudad de Manzanillo, actual provincia de Granma, aunque desde la década de los años 60 tenía mucha fuerza, incluso entre julio y agosto de 1967, se había efectuado en La Habana el I Encuentro Internacional de la Canción Protesta, auspiciado por Casa de las Américas. Entre sus primeros exponentes se incluyeron Augusto Blanca, Silvio Rodríguez, Sara González, Pablo Milanés y Noel Nicola, su primer presidente, responsabilidad que también desempeñó después, por ejemplo, Vicente Feliú.

En el panorama cultural cubano también estaba la brigada Raúl Gómez García, que agrupaba a promotores e instructores de arte. Es pertinente resaltar que después de 1959 existieron varios grupos creativos y experiencias que privilegiaron el arte y la literatura, incluida la Columna Juvenil de Escritores y Artistas de Oriente, entre cuyos integrantes estuvieron algunos de los más grandes creadores de la actualidad, incluidos varios Maestros de Juventudes. Esa es parte de la savia que nos nutre.

El encuentro de 1986 y la mirada al futuro 

La investigadora Eloisa Carreras, quien estuvo presente en el encuentro de 1986, asegura que aquello transcurrió con debate, pero bastante tranquilidad, en lo cual influyó la elección como presidente del pianista Víctor Rodríguez, quien tenía mucho prestigio también por su manera de ser y logros como creador. El sobresaliente director de cine Jorge Luis Sánchez agrega que uno de los debates giró en torno a qué elementos tener en cuenta para determinar los miembros de la nueva organización, pues se defendía mucho que tuvieran una obra de valor, a pesar de la juventud. Para él fue muy importante que la Asociación naciera con los cineastas incorporados, pues no estaban en ninguna de las dos brigadas ni, por supuesto, en el Movimiento de la Nueva Trova.

Desde entonces numerosas personas han contribuido al crecimiento de la AHS durante sus casi cuatro décadas de existencia. Es habitual que muchos integrantes de esta familia nunca quieran salir. Y así, aunque tengan 50; 60 años…, siguen siendo parte de este grupo de soñadores, con la pretensión de ser siempre una vanguardia real. La mayoría de los más grandes creadores del país en algún momento han pertenecido a ella, son Miembros de Honor o Maestros de Juventudes.

Algunos han sacrificado gran parte de su obra en el compromiso de coordinar, ayudar, servir a los demás…, desde las responsabilidades de jefes de secciones, miembros de ejecutivos provinciales y de la Dirección Nacional o al frente de proyectos y grupos artísticos… Aprovechamos para mencionar a los presidentes nacionales: Víctor Rodríguez, Eloisa Carreras, Jorge Luis Sánchez, Fernando Rojas, Alpidio Alonso, Luis Morlote, Rubiel García y Rafael González Muñoz.

Ha sido un camino cargado de retos, con fuertes intercambios y debates, para hacer mejor nuestra AHS e influir lo más posible en el ámbito cultural del país, conscientes del empeño fundamental de impulsar la obra de los jóvenes.

En esa historia es inevitable mencionar los dos encuentros durante varias horas con Fidel, cuyas intervenciones fueron recopiladas en el libro Fidel y la AHS, del autor Elier Ramírez Cañedo. El primero ocurrió el 12 de marzo de 1988 en el Palacio de las Convenciones.

Resulta interesante escuchar las opiniones de los creadores que asistieron, incluidos miembros del Consejo Nacional de aquel momento, quienes resaltan la sinceridad y la capacidad de diálogo, a pesar de la fuerza de algunas intervenciones. Ese día el Líder expresó que una organización como esta “se justifica ahora y siempre. ¡Ahora y siempre!”. 

El otro encuentro fue el 18 de octubre del 2001, en el Primer Congreso, cuando Fidel, también gran intelectual y amante de las artes, analizó el contexto internacional y del país, más allá de la cultura. Luego de ese cónclave, se instauró el Pabellón Cuba, ubicado en el Vedado capitalino, como sede nacional de nuestra organización.

Para profundizar más en esos encuentros sugerimos Fidel y la AHS, que pasó a la vida de papel por la Casa Editora Abril en 2018. Apenas unos días antes de su muerte, en noviembre de 2016. Fidel autorizó, mediante una nota de puño y letra, la publicación de las transcripciones de sus palabras en ambos intercambios. Tal vez la gran deuda de ese libro es no incluir las propuestas e ideas de los jóvenes de la AHS que hablaron, lo cual ojalá sea publicado próximamente, por su valor para comprender mejor la dimensión del intercambio. Varios entrevistados en Camino de herejías hacen referencia a esos momentos.

Una de las conquistas indiscutibles de la Asociación es su plataforma de eventos y jornadas de programación en todo el país, desde el municipio más oriental, Baracoa, donde existe una célula y una sede de la Asociación con el evento Leche cortada, hasta Pinar del Río e Isla de la Juventud.

Durante algunos años llegaron a ser más de 150, todos en coordinación con el sistema institucional de la Cultura, pero con el protagonismo indiscutible de los jóvenes en la programación y gestación de cada propuesta artística.

Varios de esos eventos están entre los principales de la nación, incluidos el Festival Mundial de Juventudes Artísticas, más conocido como Romerías de Mayo en Holguín; el festival de trovadores Longina canta a Corona en Villa Clara y el de música de concierto Caturla, también en tierras villaclareñas. A esos se suman otros, como la Jornada de la Canción Política y la Jornada de Jóvenes Coreógrafos en Guantánamo; el Taller y Concurso de la Radio Joven Antonio Lloga In Memoriam, el Jazz namá, el de hip hop Palabras y el Desconectado 969 en Santiago; el de trovadores Canción al Padre y Rock de la loma para promotores en Granma; el Festival de Teatro, el literario Celestino, el de música electrónica Stereo G y el de rock Metal HG en Holguín; el Entre música en Las Tunas; el Almacén de la Imagen para realizadores audiovisuales y el Coloquio de periodismo cultural en Camagüey; el Pensamos Cuba, El Madrigazo para todas las manifestaciones, el Encuentro de improvisación poética Oralitura Habana, el Festival Internacional de Música Latinoamericana Patria Grande y el Taller y Concurso de periodismo cultural Rubén Martínez Villena en La Habana.

Además, el Trovándote, Estrofa nueva y el Títeres al centro en Ciego de Ávila; Luna de invierno en Sancti Spíritus, que abarca todas las manifestaciones artísticas; el Encuentro hispanoamericano de escritores y el Ciudad Metal en Villa Clara; Al sur de mi mochila en Cienfuegos, para trovadores; el Athenas Rock en Matanzas; Arte en proceso en Artemisa; el general La ceiba de Don Alejo en Mayabeque; el literario Mangle Rojo en Isla de la Juventud, para escritores; y el Pinar Rock, Pinar Hip hop y la Jornada 13 de Agosto en Pinar del Río, una bonita manera de llegar a comunidades y otros lugares en el municipio San Juan y Martínez y otros lugares de suelo pinareño. En células municipales se efectúan otros, como Orígenes en Contramaestre; la Fiesta innombrable en Manzanillo y el Portus Patris en Puerto Padre.

Mencionamos apenas algunos, aclaración pertinente, pues dentro de la AHS solemos defender casi con fiereza los diferentes eventos desde cada uno de los territorios. A todos esos se suman otros de los cuales, por ejemplo, el Pabellón Cuba es sede, como la Feria Arte en La Rampa, la Feria Internacional del Libro y el Festival Jazz Plaza.

La profunda vocación social de nuestra organización y sus integrantes nos lleva cada año a realizar múltiples actividades en las comunidades, incluidas Cruzadas Artísticas por zonas montañosas, como el Escambray y otras regiones del Oriente, Centro y Occidente del país.

Cada agosto un grupo de soñadores recorre sitios históricos de las provincias de Santiago y Granma, y llega exactamente el día 13 a lo más alto, a la cima del Pico Turquino, junto al Busto del Apóstol para cantarle a Fidel y a los jóvenes poetas Luis y Sergio Saíz Montes de Oca.

A lo largo del tiempo la AHS ha conformado un amplio sistema de becas y premios, también en coordinación con el sistema institucional de la Cultura, que brinda amplias posibilidades para el crecimiento profesional de los jóvenes escritores, artistas e investigadores. Impulsado por la Dirección Nacional de la organización y aprobado por Fidel a finales de los años 90, del siglo XX, se ha enriquecido con el afán de cada generación y abarca todas las manifestaciones.

Resaltamos que esta iniciativa surgió en momentos de mucha complejidad para el entramado social, cultural y económico del país, el Período Especial. Los muchachos de la AHS, Fernando Rojas y su equipo de Dirección, Norge Espinosa, Marilyn Garbey, Iris Orostola… lograban concretar un anhelo que ha seguido creciendo a favor de los creadores. Ahí están, entre los primeros, por ejemplo, los premios Calendario y el Maestro de Juventudes. Esa fue la etapa también del nacimiento de las editoriales.

En Literatura, hoy existen posibilidades, como las becas Frónesis y La Noche, y los premios Calendario, Celestino, Reina del Mar Editores, Sed de Belleza, Mangle Rojo, Aldabón y Portus Patris, todos los cuales incluyen las publicaciones de las obras ganadoras. A eso se suman los libros que cada año publican las cinco editoriales de la organización: Ediciones La Luz en Holguín, Reina del Mar Editores en Cienfuegos, Sed de Belleza en Villa Clara, Aldabón en Matanzas y Áncoras en Isla de la Juventud.

Obtener las becas Elena Burke, Ignacio Villa, Conmutaciones y Pucho López garantiza a los músicos grabar un fonograma con una de las principales disqueras del país.

Para los artistas visuales están las becas Juan Francisco Elso y Antonia Eiriz, además de salones y otras opciones en provincias como Mayabeque, Las Tunas, Guantánamo y Camagüey; mientras para los realizadores audiovisuales se encuentran la Chicuelo y otros reconocimientos dentro del Taller y Concurso Antonio Lloga In Memoriam, La Vuelta Abajo y el Almacén de la imagen, en este último se incluyen los premios en los pitching de Ficción y Animación, para apoyar la producción de algunos proyectos.

En las artes escénicas se ofrecen los premios Adolfo Llauradó (Actuación), Aire Frío (Dirección escénica), Ramiro Guerra (Danza), y las becas Milanés (Obra teatral) y La selva oscura (Investigación). Para los periodistas hay opciones, como el Taller y Concurso Rubén Martínez Villena, con sus galardones en Prensa Escrita, Radio, Televisión y Periodismo Digital; y el Premio Criticar es querer en el Coloquio de Periodismo Cultural… Para los investigadores están opciones como la beca Che Guevara, el Premio Calendario de Ensayo y el Memoria Nuestra, este último en el contexto de las Romerías de Mayo.

La beca El reino de este mundo es la más general al abarcar todas las manifestaciones artísticas, para apoyar la concreción de sueños creativos. Es la única solamente para miembros de la organización, y se otorga cada tres meses. Son muchos los creadores que han sido beneficiados por todas esas posibilidades, incluidos algunos de los más grandes escritores y artistas del país en la actualidad. Cada diciembre, en nuestra sede del Pabellón Cuba, se realiza la gala de premiaciones.

Los integrantes de la familia AHS juntos hemos vencido numerosos obstáculos. Cada decisión en la Dirección Nacional suele ser ampliamente analizada desde la diversidad de sus miembros, lo cual a veces se extiende durante horas y hasta días, con ímpetu y un deseo casi desenfrenado por dejar nuestra huella.

Cada etapa ha tenido sus retos, logros e inconformidades, pero es indiscutible como cada generación ha hecho crecer esta organización, como ha enriquecido las ideas y redimensionado los proyectos.

En ocasión de los 35 años de la organización enarbolamos el eslogan “quedArte Joven, ahora y siempre”, porque 35 es también la edad límite para pertenecer a la Asociación. Esa expresión abarca nuestro propósito de jamás envejecer como vanguardia artística, aunque tengamos 35, 37 u 80 años. El alma de la AHS deberá estar siempre en sus creadores, la historia y el corazón puro de Cuba.

Tomado de: El Caimán Barbudo

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